Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 232

—No me lo habría perdido por nada del mundo, Annie. Estoy muy orgulloso de ti. Oh, no. No voy a emocionarme ahora… Se me hace un nudo en la garganta y lo abrazo muy fuerte. Me rodea con sus brazos, perplejo, y entonces no puedo evitarlo. Se me saltan las lágrimas. —Hey, Annie, cariño —me dice Ray—. Ha sido un gran día, ¿verdad? ¿Quieres que entre y te prepare un té? Aunque tengo los ojos llenos de lágrimas, me río. Para Ray, el té siempre es la solución. Recuerdo a mi madre quejándose de él, diciendo que cuando se trataba de consolar a alguien con un té, el té siempre se le daba muy bien, pero el consuelo no tanto. —No, papá, estoy bien. Me he alegrado mucho de verte. En cuanto me instale en Seattle, iré a verte. —Suerte con las entrevistas. Ya me contarás cómo te van. —Claro, papá. —Te quiero, Annie. —Yo también te quiero, papá. Me sonríe con ojos cálidos y brillantes, y se mete en el coche. Le digo adiós con la mano mientras se adentra en la oscuridad, y luego entro lánguidamente en casa. Lo primero que hago es mirar el móvil. No tiene batería, así que tengo que ir a buscar el cargador y enchufarlo antes de ver los mensajes. Cuatro llamadas perdidas, dos mensajes en el contestador y dos mensajes de texto. Tres llamadas perdidas de Christian… sin mensajes en el contestador. Una llamada perdida de José, y su voz deseándome lo mejor en la ceremonia de graduación. Abro los mensajes de texto. *Has llegado bien?* *Llamame* Los dos son de Christian. ¿Por qué no me llamó a casa? Voy a mi habitación y enciendo el cacharro infernal.