Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 231
—Ana, eres imprevisible. Me dejas sin aliento.
Da un paso atrás y de pronto Ray ya está de vuelta. El ruido en el interior del
entoldado aumenta progresivamente y me invade los oídos. No estamos solos.
Dios mío, acabo de aceptar ser su sumisa. Christian sonríe a Ray con la alegría
danzando en sus ojos.
—Annie, ¿vamos a comer algo?
—Vamos.
Guiño un ojo a Ray intentando recuperar la serenidad. ¿Qué has hecho?, me
grita mi subconsciente. La diosa que llevo dentro da volteretas dignas de una
gimnasta olímpica rusa.
—Christian, ¿quieres venir con nosotros? —le pregunta Ray.
¡Christian! Lo miro suplicándole que no venga. Necesito espacio para pensar…
¿Qué deminios he hecho?
—Gracias, señor Steele, pero tengo planes. Encantado de conocerlo.
—Lo mismo digo —le contesta Ray—. Cuídame a mi niña.
—Esa es mi intención.
Se estrechan la mano. Estoy mareada. Ray no tiene ni idea de cómo va a
cuidarme Christian. Este me coge de la mano, se la lleva a los labios y me besa los
nudillos con ternura sin apartar sus abrasadores ojos de los míos.
—Nos vemos luego, señorita Steele —me dice en un tono lleno de promesas.
Se me encoge el estómago al pensarlo. ¿Podré esperar?
Ray me coge del brazo y nos dirigimos a la salida del entoldado.
—Parece un chico muy formal. Y adinerado. No lo has hecho tan mal, Annie.
Aunque no entiendo por qué he tenido que enterarme por Katherine… —me
reprende.
Me encojo de hombros a modo de disculpa.
—Bueno —dice