Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 215
Necesito que me desee como yo lo deseo y lo necesito, y en el fondo sé que no es
posible. Estoy abrumada.
Ni siquiera sé cómo catalogarlo. Si acepto… ¿será mi novio? ¿Podré
presentárselo a mis amigos? ¿Saldré con él de copas, al cine o a jugar a los bolos?
Creo que no, la verdad. No me dejará tocarlo ni dormir con él. Sé que no he hecho
estas cosas en el pasado, pero quiero hacerlas en el futuro. Y no es este el futuro
que él tiene previsto.
¿Qué pasa si digo que sí, y dentro de tres meses él dice que no, que se ha
cansado de intentar convertirme en algo que no soy? ¿Cómo voy a sentirme? Me
habré implicado emocionalmente durante tres meses y habré hecho cosas que no
estoy segura de que quiera hacer. Y si después me dice que no, que se ha acabado
el acuerdo, ¿cómo voy a sobrellevar el rechazo? Quizá lo mejor sea retirarse ahora,
que mantego mi autoestima más o menos intacta.
Pero la idea de no volver a verlo me resulta insoportable. ¿Cómo se me ha
metido en la piel en tan poco tiempo? No puede ser solo el sexo, ¿verdad? Me paso
la mano por los ojos para secarme las lágrimas. No quiero analizar lo que siento
por él. Me asusta lo que podría descubrir. ¿Qué voy a hacer?
Aparco frente a nuestra casa. No veo luces encendidas, así que Kate debe de
haber salido. Es un alivio. No quiero que vuelva a pillarme llorando. Mientras me
desnudo, enciendo el cacharro infernal y encuentro un mensaje de Christian en la
bandeja de entrada.
De: Christian GreyFecha: 25 de mayo de 2011 22:01Para: Anastasia
SteeleAsunto: Esta noche
No entiendo por qué has salido corriendo esta noche. Espero sinceramente haber
contestado a todas tus preguntas de forma satisfactoria. Sé que tienes que
plantearte muchas cosas y espero fervientemente que consideres en serio mi
propuesta. Quiero de verdad que esto funcione. Nos lo tomaremos con
calma.Confía en mí.
Christian GreyPresidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.
Este e-mail me hace llorar más. No soy una fusión empresarial. No soy una
adquisición. Leyendo este correo, cualquiera diría que sí. No le contesto. No sé qué
decirle, la verdad. Me pongo el pijama y me meto en la cama envuelta en su
americana. Tumbada, en la oscuridad, pienso en todas las veces que me ha
advertido que me mantuviera alejada de él.
«Anastasia, deberías mantenerte alejada de mí. No soy un hombre para ti.»