Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 211

—Pensaba que te gustaba que me acabara toda la comida del plato. —Ahora mismo, señorita Steele, me importa una mierda su comida. —Christian, no juegas limpio, de verdad. —Lo sé. Nunca he jugado limpio. La diosa que llevo dentro frunce el ceño e intenta convencerme. Tú puedes. Juega a su juego. ¿Puedo? De acuerdo. ¿Qué tengo que hacer? Mi inexperiencia es mi cruz. Pincho un espárrago, lo miro y me muerdo el labio. Luego, muy despacio, me meto la punta del espárrago en la boca y la chupo. Christian abre los ojos de manera imperceptible, pero yo lo noto. —Anastasia, ¿qué haces? Muerdo la punta. —Estoy comiéndome un espárrago. Christian se remueve en su silla. —Creo que está jugando conmigo, señorita Steele. Finjo inocencia. —Solo estoy terminándome la comida, señor Grey. En ese preciso momento el camarero llama a la puerta y entra sin esperar respuesta. Mira un segundo a Christian, que le pone mala cara pero asiente enseguida, así que el camarero recoge los platos. La llegada del camarero ha roto el hechizo, y me aferro a ese instante de lucidez. Tengo que marcharme. Si me quedo, nuestro encuentro solo podrá terminar de una manera, y necesito poner ciertas barreras después de una conversación tan intensa. Mi cabeza se rebela tanto como mi cuerpo se muere de deseo. Necesito algo de distancia para pensar en todo lo que me ha dicho. Todavía no he tomado una decisión, y su atractivo y su destreza sexual no me lo ponen nada fácil. —¿Quieres postre? —me pregunta Christian, tan caballeroso como siempre, pero con ojos todavía ardientes. —No, gracias. Creo que tengo que marcharme —le digo mirándome las manos. —¿Marcharte? —me pregunta sin poder ocultar su sorpresa. El camarero se retira a toda prisa. —Sí. Es la decisión correcta. Si me quedo en este comedor con él, me follará. Me levanto con determinación.