Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 199
—Ya veo.
Paul se queda alicaído, incluso aturdido, y a una pequeña parte de mí le molesta
que le haya sorprendido tanto. A la diosa que llevo dentro también. Dedica a Paul
un gesto muy feo y vulgar con los dedos.
Al final me deja tranquila, y a las cinco en punto salgo corriendo de la tienda.
Kate me ha prestado dos vestidos y dos pares de zapatos para esta noche y para
el acto de mañana. Ojalá me entusiasmara más la ropa y pudiera hacer un esfuerzo
extra, pero la verdad es que la ropa no es lo mío. ¿Qué es lo tuyo, Anastasia? La
pregunta a media voz de Christian me persigue. Intento acallar mis nervios y elijo
el vestido color ciruela para esta noche. Es discreto y parece adecuado para una
cita de negocios. Después de todo, voy a negociar un contrato.
Me ducho, me depilo las piernas y las axilas, me lavo el pelo y luego me paso
una buena media hora secándomelo para que caiga ondulado sobre mis pechos y
mi espalda. Me sujeto el cabello con un peine de púas para mantenerlo retirado de
la cara y me aplico rímel y brillo de labios. Casi nunca me maquillo. Me intimida.
Ninguna de mis heroínas literarias tiene que maquillarse. Quizá sabría algo más
del tema si lo hicieran. Me pongo los zapatos de tacón a juego con el vestido, y
hacia las seis y media estoy lista.
—¿Cómo estoy? —le pregunto a Kate.
Se ríe.
—Vas a arrasar, Ana. —Asiente satisfecha—. Estás de escándalo.
—¡De escándalo! Pretendo ir discreta y parecer una mujer de negocios.
—También, pero sobre todo estás de escándalo. Este vestido le va muy bien a tu
tono de piel. Y se te marca todo —me dice con una sonrisita.
—¡Kate! —la riño.
—Las cosas como son, Ana. La impresión general es… muy buena. Con vestido,
lo tendrás comiendo en tu mano.
Aprieto los labios. Ay, no entiendes nada.
—Deséame suerte.
—¿Necesitas suerte para quedar con él? —me pregunta frunciendo el ceño,
confundida.
—Sí, Kate.
—Bueno, pues entonces suerte.