Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 198

algún sitio. Siento una gran ternura hablando con Ray y se me hace un nudo en la garganta. Siempre ha estado a mi lado pese a los devaneos amorosos de mi madre. Tenemos un vínculo especial, que es muy importante para mí. Aunque es mi padrastro, siempre me ha tratado como a una hija, y tengo muchas ganas de verlo. Hace mucho que no lo veo. Lo que ahora mismo necesito es su fuerza tranquila. La echo en falta. Quizá pueda canalizar a mi Ray interior para mi cita de mañana. Kate y yo nos dedicamos a empaquetar y compartimos una botella de vino barato, como tantas veces. Cuando por fin casi he terminado de empaquetar mi habitación y me voy a la cama, estoy más calmada. La actividad física de meter todo en cajas ha sido una buena distracción, y estoy cansada. Quiero descansar. Me acurruco en la cama y enseguida me quedo dormida. Paul ha vuelto de Princeton antes de trasladarse a Nueva York a hacer prácticas en una entidad financiera. Se pasa el día siguiéndome por la tienda y pidiéndome que quedemos. Es un pesado. —Paul, te lo he dicho ya cien veces: esta noche he quedado. —No, no has quedado. Lo dices para darme largas. Siempre me das largas. Sí… parece que lo has pillado. —Paul, siempre he pensado que no era buena idea salir con el hermano del jefe. —Dejas de trabajar aquí el viernes. Y mañana no trabajas. —Y desde el sábado estaré en Seattle, y tú te irás pronto a Nueva York. Ni a propósito podríamos estar más lejos. Además, es verdad que tengo una cita esta noche. —¿Con José? —No. —¿Con quién? —Paul… —Suspiro desesperada. No va a darse por vencido—. Con Christian Grey. No puedo evitar el tono de fastidio. Pero funciona. Paul se queda boquiabierto y mudo. Vaya, hasta su nombre deja a la gente sin palabras. —¿Has quedado con Christian Grey? —me pregunta cuando se ha recuperado de la impresión. Su tono de incredulidad es evidente. —Sí.