Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 186

Por favor, fóllame, Christian. Alza las cejas deslizando la mano arriba y abajo por su impresionante miembro. —¿Una broma? —me pregunta en voz amenazadoramente baja. —Sí. Por favor, Christian —le ruego. —¿Y ahora te ríes? —No —gimoteo. La tensión sexual está a punto de hacerme estallar. Me mira un momento, evaluando mi deseo, y de pronto me agarra y me da la vuelta. Me pilla por sorpresa, y como tengo las manos atadas, tengo que apoyarme en los codos. Me empuja las rodillas para alzarme el trasero y me da un fuerte azote. Antes de que pueda reaccionar, me penetra. Grito, por el azote y por su repentina embestida, y me corro inmediatamente, me desmorono debajo de él, que sigue embistiéndome exquisitamente. No se detiene. Estoy destrozada. No puedo más… y él empuja una y otra vez… y siento que vuelve a inundarme otra vez… no puede ser… no… —Vamos, Anastasia, otra vez —ruge entre dientes. Y por increíble que parezca, mi cuerpo responde, se convulsiona y vuelvo a alcanzar el clímax gritando su nombre. Me rompo de nuevo en mil pedazos y Christian se para, se deja ir por fin y se libera en silencio. Cae encima de mí jadeando. —¿Te ha gustado? —me pregunta con los dientes apretados. Madre mía. Estoy tumbada en la cama, devastada, jadeando y con los ojos cerrados cuando se aparta de mí muy despacio. Se levanta y empieza a vestirse. Cuando ha acabado, vuelve a la cama, me desata y me quita la camiseta. Flexiono los dedos y me froto las muñecas, sonriendo al ver que se me ha marcado el dibujo del tejido. Me ajusto el sujetador mientras él tira de la colcha y del edredón para taparme. Lo miro aturdida y él me devuelve la sonrisa. —Ha sido realmente agradable —susurro sonriendo tímidamente. —Ya estamos otra vez con la palabrita. —¿No te gusta que lo diga? —No, no tiene nada que ver conmigo. —Vaya… No sé… parece tener un efecto beneficioso sobre ti. —¿Soy un efecto beneficioso? ¿Eso es lo que soy ahora? ¿Podría herir más mi