Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 134

—¿Te gusta? Casi puedo oír su sonrisa. —Mmm. Desciende hasta mis brazos, luego por debajo hasta las axilas, frotándome suavemente. Me alegro mucho de que Kate insistiera en que me depilara. Desliza las manos por mis pechos, y respiro hondo cuando sus dedos los rodean y empiezan a masajearlos suavemente, sin agarrarlos. Arqueo el cuerpo instintivamente y aprieto los pechos contra sus manos. Tengo los pezones sensibles, muy sensibles, sin duda por el poco delicado trato que recibieron anoche. No se entretiene demasiado en ellos. Desliza las manos hasta mi vientre. Se me acelera la respiración y el corazón me late a toda prisa. Siento su erección contra mi trasero. Me excita que lo que le haga sentirse así sea mi cuerpo. Claro… no tu cabeza, se burla mi subconsciente. Aparto el inoportuno pensamiento. Se detiene y coge una toallita mientras yo jadeo pegada a él, muerta de deseo. Apoyo las manos en sus muslos, firmes y musculosos. Echa más gel en la toallita, se inclina y me frota entre las piernas. Contengo la respiración. Sus dedos me estimulan hábilmente desde dentro de la tela, una maravilla, y mis caderas empiezan a moverse a su ritmo, presionando contra su mano. A medida que las sensaciones se apoderan de mí, inclino la cabeza hacia atrás con los ojos casi en blanco y la boca entreabierta. Gimo. Dentro de mí aumenta la presión, lenta e inexorablemente… Madre mía. —Siéntelo, nena —me susurra Christian al oído, y me roza suavemente el lóbulo con los dientes—. Siéntelo para mí. Sus piernas inmovilizan las mías contra las paredes de la bañera, las aprisionan, lo que le da libre acceso a la parte más íntima de mí. —Oh… por favor —susurro. El cuerpo se me queda rígido e intento estirar las piernas. Soy una esclava sexual de este hombre, que no me deja mover. —Creo que ya estás lo suficientemente limpia —murmura. Y se detiene. ¿Qué? ¡No! ¡No! ¡No! Mi respiración es irregular. —¿Por qué te paras? —le pregunto jadeando. —Porque tengo otros planes para ti, Anastasia. ¿Qué…? Vaya… pero… estaba… No es justo.