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fue un artefacto que permitía controlar la tecnología se volvió un artefacto de con- trol mental que revelaba cualquier tipo de información que nuestro cerebro almace- naba. Los primeros resultados fueron ver- dades pequeñas, lo que se obtuvo después fueron: secretos de estado, planos de ar- mas, estrategias de guerra, espionaje… La justificación para todos estos actos fue la búsqueda de la paz y la armonía en la sociedad. La solución del Estado de cada país, para los problemas actuales, fue el control total sobre las acciones de la población; inevitablemente una guerra por la libertad se llevó a cabo. Perdedor o ganador, realmente no hubo uno en particular. Al final el planeta terminó por convertirse en una zona árida y desértica, y nosotros en esclavos que dejaron de ser humanos para ser simples máquinas de carne y hueso. Siempre obe- dientes, siempre firmes, siempre trabajan- do, nunca libres. Los pocos que escaparon a este con- trol masivo fueron aquellos que, iniciada la guerra, pudieron llegar a las montañas y refugiarse en cuevas; estas personas fue- ron llamados LBR o simplemente serafines. La sociedad se dividió en clases con clara igualdad para todos, la dictadura determinó quiénes eran guerreros, cuyo trabajo era cazar a los serafines; o trabaja- dores, que eran de un rango más alto que los esclavos que servían de alimento en los campos de cultivo. Sin embargo es extraño cómo fun- ciona nuestro cerebro, recurrentemente es llamado la maquina perfecta, pero la verdad no es así, tienes fallas notables como la victimización o la creación de nue- vos acontecimientos nunca antes vividos; fueron estos defectos o como yo les llamo milagros los que me salvaron. El día que me mandaron a cazar a un serafín fue el día que llegué a los restos de lo que alguna vez fueron mi hogar; la fotografía maltratada de mi madre desper- tó las lágrimas en mis ojos y una profunda tristeza en mi interior, esto fue lo que llevó a mi cerebro a crear recuerdos falsos para responder a los sentimientos que expresa- ba mi cuerpo. Estos fueron suficientes para deshacerme del control impuesto por el dictador. Con el tiempo fui recordando la verdadera historia de mi vida; mi primer día en la escuela, mi primer amor, mi día perfecto, mis amigos, mi trabajo e inevi- tablemente mi familia ya muerta; mis lá- grimas recordaron el amor en mi interior y volvieron los sentimientos que tanto había pedido, era libre. Poco después escapé hacia donde se encontraron los pocos sobrevivientes cons- cientes, junto con los serafines decidimos armar un plan para enfrentar al titiritero, como llamábamos al que estaba detrás de todo este control. Hoy es el día del ataque y he decido quedarme a mitad de camino para enfrentar a los enviados por el titiri- tero, estas son mis últimas palabras. Este es mi último mensaje, siempre lucharemos por la libertad, no debemos ser presos de nuestro capricho, no debemos buscar ser presos. 13 A.L. Boletín N° 28, marzo del 2017