ROSALÍ Carlos Alberto Sánchez Guillen
Acampa Rosalí en mi huerto perdido, colorada te tienes encima y no me quieres preguntar sobre tus jardines.
Salta Rosalí de aquel árbol donde te enredaste, cuélgate en las trenzas de mi cometa, no temas caer entre las piedras que yo desconcentré su dureza, apúrate que la campana llama y tenemos que escapar, tráeme tus silbidos en el viento que dobla, jugaremos a olvidarnos y de paso treparemos los cerros, yo estaré repitiendo cada gesto tuyo en los ecos, y tardaré un poquito en venir, como ayer en la pampa, sentado en el tapial de una casa abandonada, eso mismo quiero ser.
Robaré nuevamente la chicha que los carnavales fermentaron para ti, comeremos ayrampos allá arriba, donde se ve todo, y yo ya no te veo.
Estoy en esos días donde el golpe me alcanzó, y no sabía si reía o lloraba después de que la bicicleta tropezara entre el polvo.
Rosalí cuéntame una vez más tus traumas, que tan ligera te vas por las carreteras, burlándote de quienes te pisan la sombra, de una manzana que no pude darte, de los días que prestaste mi atención, del salto que conmueve un abrazo tuyo y de la desesperanza de los juegos, por tenerte tan ausente.
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