Liderazgo y Experiencia Médica Edición 35 Octubre 2015 | Page 92

Dispositivos de Alta Energía (19) En 1958 se implantó por primera vez un marcapasos que tenía la capacidad de mantener un ritmo cardiaco a través de la estimulación eléctrica del corazón. Desde entonces los dispositivos de estimulación cardiaca han evolucionado de forma vertiginosa. El objetivo inicial fue salvar la vida, el marcapasos estimulaba solamente los ventrículos sin tomar en cuenta la actividad propia del paciente. P osteriormente desde 1963 hasta 1978 se fueron desarrollando las tecnologías para además de detectar la actividad eléctrica del corazón, el dispositivo pueda inhibirse en caso de que así fuese. De ahí, surgieron los marcapasos bicamerales capaces de detectar y activar tanto las aurículas como los ventrículos. Desde entonces y hasta la fecha se siguen desarrollando algoritmos computarizados que tratan de simular a toda costa la función cardiaca y así estimular en la menor medida y evitar los efectos deletéreos a largo plazo. A este proceso se le llamó estimulación fisiológica y ha sido la clave para no sólo salvar una vida, sino brindar mejor calidad de vida1. De forma paralela y desde mediados de los 90 se desarrolló la tecnología para el tratamiento de cardiopatías estructurales causantes de insuficiencia cardiaca que presentaban alteraciones en la sincronía de los movimientos del corazón. Se denominaron resincronizadores. Cuando estos dispositivos están indicados, demostraron mejorar la calidad de vida de este tipo de enfermos, pero además la prolongaron, un efecto adicional al de la terapia farmacológica óptima2. Desde que se demostró que la aplicación de descargas eléctricas o desfibrilaciones eran capaces de revertir un ritmo ventricular letal, taquicardia/fibrilación ventricular (TV/FV), nació la idea de fabricar dispositivos capaces de detectar una de estas arritmias y tratarlas. Desde 1980 se iniciaron los primeros implantes de desfibriladores automáticos y a mitad de ese mismo decenio se iniciaron las terapias de estimulación con el objetivo de interrumpir arritmias susceptibles3. Estos desfibriladores automáticos implantables (DAI) son los DAE, los que tienen un impacto directo en la sobrevida de los pacientes que sufren una arritmia 90 letal y requieren atención inmediata. El que no recibe dicha atención está en alto riesgo de fallecer en los siguientes minutos, esto se le conoce como muerte súbita (MS). La MS tiene un impacto tal, que la mortalidad por cáncer de pulmón, colorectal o de mama/próstata e incluso el accidente cerebral vascular no la igualan4. En México sin tener estadística bien documentada, se estima que sea de 70,000 casos/año, de los cuales la mayoría, hasta el 80%, se presentaría en un medio extrahospitalario5. Incluso en cada una de las dos últimas ediciones del Maratón Internacional de la Ciudad de México (2014 y 2015) se presentó un caso de MS. La MS es en sí la manifestación de una enfermedad subyacente que desencadena la muerte de la persona en la primera hora de aparición de los síntomas. Sabemos en la actualidad que estas enfermedades son múltiples, encabezadas ciertamente por los infartos agudos al miocardio, sin embargo estos últimos están lejos de ser la única causa de MS y por lo tanto no deberán de ser tomadas como equivalentes. Entre las otras entidades causantes de MS están la insuficiencia cardiaca con o sin infartos antiguos, las cardiopatías estructurales como las valvulopatías, la cardiomiopatía hipertrófica o dilatada de origen genético e incluso la cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho. También las enfermedades eléctricas primarias como el síndrome de QT largo, de QT corto, de Brugada y la taquicardia ventricular polimorfa catecolaminérgica son entidades hereditarias con alto riesgo de producir MS. Se ha determinado que las causas tienen una distribución con la edad, siendo las de carácter genético y/o hereditario más frecuentes en la juventud y adulto joven, y las adquiridas como la cardiopatía isquémica o las valvulopatías a edades posteriores. Sin embargo los pacientes con insuficiencia cardiaca congestiva (ICC) y fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) disminuida, cualquiera que sea su origen, tienen riesgo de sufrir una MS6,7. Un estudio reciente determinó cuáles eran los ritmos cardiacos finales de pacientes que portaban un monitoreo electrocardiográfico continuo o Holter y que sufrieron MS. Las arritmias más frecuentes fueron: TV/FV (73%), asistolia (20%) y bloqueo AV (7%)8. También está perfectamente demostrado que un paciente que recibe una terapia eléctrica apropiada con el menor tiempo posible de retraso, tiene una mayor sobrevida y que ésta disminuye de forma exponencial por cada minuto que se retrase la terapia (figura 1). Por lo tanto, una desfibrilación o cardioversión temprana según sea el caso es la clave para UMAE Hospital de Cardiología CMN Siglo XXI, IMSS LATIENDO JUNTOS, A TODO CORAZÓN