LICEO ANTIOQUEÑO DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA LICEO UDEA | Page 61
De Liceo a Ciudadela Universitaria. Historia de la sede de Robledo de la Universidad de Antioquia
Luego de terminar el bachillerato estudié filología en la
Universidad de Antioquia y luego empecé a enseñar en el
Liceo. En ese momento yo era uno de los pocos profesores
licenciados que había en el Liceo Antioqueño. Era profesor
de español y literatura, ni “cuero” ni “madre”, es decir, no le
regalaba la materia a nadie pero tampoco era arbitrario o
injusto; al que le quedaba en dos con nueve la materia le
ayudaba porque estaba más cerca de ganar que de perder.
Recuerdo que del Liceo nos llevaban a pasear a los terrenos
de Robledo en la época en que eran mangas. Cuando los
primeros grupos se pasaron para Robledo la sede estaba por
terminar. Entonces yo era supervisor de prácticas de la
Facultad de Educación y luego fui director de los grupos del
centro del Liceo; cuando me trasladé para Robledo a
mediados de los sesenta ya la sede estaba muy bella porque
entre los profesores se pusieron de acuerdo para recaudar
fondos e ir haciendo arreglos y comprar cosas para el Liceo.
Después de jubilarme, por solicitud de las directivas universitarias seguí enseñando
hasta 1986, casi hasta cuando lo cerraron. Aunque las cosas en esa época estaban muy
difíciles porque había mucha violencia, tiraban bombas y piedra, quemaban carros y
amenazaban a profesores, no me retiré por temor sino porque ya llevaba más de
cuarenta años en el ejercicio docente y estaba cansado. Nunca recibí amenaza alguna y,
como le dije, no le regalaba la materia a nadie, enseñaba lo que tenía qué enseñar y
trataba de ser justo. Tal vez eso me ayudó en tantos años de enseñanza.
En la foto, Don Hernán al lado de su señora esposa, Doña Carmen Alicia Naranjo.
Cuenta con orgullo que todos sus hijos varones estudiaron en el Liceo y en la Universidad de
Antioquia diez de sus once hijos.
Don Hernán es uno de los profesores a quienes sus alumnos de diferentes épocas recuerdan con
cariño, admiración y respeto debido a su calidad humana, conocimiento, rectitud y discreción. La
confianza que inspiró siempre en sus compañeros y amigos lo hizo un gran conocedor de sus
almas, razón por la cual describe ampliamente a cada uno de ellos destacando, claro está,
mayormente sus virtudes, sin idealizar a nadie y sin juzgar con excesiva dureza sus debilidades.
.
Memorable incidente
En el costado oriental del pabellón H había dos escaleras que daban al futuro campo deportivo y
fueron demolidas porque por allí cruzaría una pista atlética. Al demolerlas no se cerró el espacio y
quedó el vacío. Don Alonso Medina Cifuentes, bachiller y luego profesor del Liceo, refiere el
incidente:
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