libros | Page 30

-Bueno, bueno, iremos al bosque -exclamó la Nela, batiendo palmas-. Pero como no hay prisa, nos sentaremos cuando estemos cansados. -Y que no es poco agradable aquel sitio donde está la fuente ¿sabes, Nela?, y donde hay unos troncos muy grandes, que parecen puestos allí para que nos sentemos nosotros, y donde se oyen cantar tantos, tantísimos pájaros, que es aquello la gloria. -Pasaremos por donde está el molino de quien tú dices que habla, mascullando las palabras como un borracho. ¡Ay, qué hermoso día y qué contenta estoy! -¿Brilla mucho el sol, Nela? Aunque me digas que sí, no lo entenderé, porque no sé lo que es brillar. -Brilla mucho, sí, señorito mío. Y a ti ¿qué te importa eso? El sol es muy feo. No se le puede mirar a la cara. -Por que duele. -¿Qué duele? Marianela -¿Por qué? -La vista. ¿Qué sientes tú cuando estás alegre? -¿Cuándo estoy libre, contigo, solos los dos en el campo? -Sí. -Pues siento que me nace dentro del pecho una frescura, una suavidad dulce... -¡Ahí te quiero ver! ¡Madre de Dios! Pues ya sabes cómo brilla el sol. -Con frescura. -No, tonto. -¿Pues con qué? -Con eso. 29 -Con eso; ¿y qué es eso? © RinconCastellano 1997 – 2011  www.rinconcastellano.com