Libro | Page 19

El despertar

Al pasar un par de horas María despertó en un lugar frío y tenebroso, donde no se encontraba ni una cama para poder dormir. Al sentir una rata caminando sobre su pierna lo primero que hizo fue empezar a gritar, hasta que comenzó a escuchar pasos y lentamente se fue abriendo una de las puertas desde donde salió el director del lugar en el cual ella se encontraba atrapada. María al verlo con mucho entusiasmo le dijo: “Viniste a salvarme”, a lo cual el director respondió: “Sí, querida”. Luego la tomó del hombro y la llevó por el pasillo donde se cruzaron con una de las enfermeras, y María le comentó: “Vio que mi marido vino a buscarme.”

El director le pidió a la enfermera que los siguiera hasta la habitación que estaba al final del pasillo; al entrar se encontraron con seis camillas donde en cinco de ellas había mujeres totalmente dormidas. Entonces no esperaron ni un segundo para llevar a María a la fuerza a una de esas camillas, y él dio órdenes de que le inyectaran un calmante, a lo que ella contestó: “Soy tu mujer, ¿qué estás haciéndome?” pero no le respondieron. María logró hacerse la dormida y cuando escuchó que se estaban yendo no dudó ni un momento en sacar silenciosamente la llave que tenía una de las enfermeras en los bolsillos.

María consiguió abrir la puerta y empezó a correr, pero detrás de ella salieron corriendo dos guardias para ir a buscarla; ella subió por las escaleras hasta llegar al último piso desde donde cayó en un pozo oscuro y profundo en el cual escuchó una voz repetitiva que le decía: “ESTE ES EL FINAL”. Y al llegar al final del pozo, el impacto la despertó y se dio cuenta de que ella nunca había bajado del autobús, sino que se había quedado dormida y el chofer le estaba avisando que había terminado el recorrido.

Erika Torres y Susana La Rocca

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