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59 Guatemaltecos Descubren Métodos de la CICIG CIUDAD DE GUATEMALA-(Especial para el periódico Información/Houston, Texas) Cada día que pasa nos convencemos más de que la famosa Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), no era más que una oficina creada y amparada por la ONU, que adquiría fecha tras fecha un poder impresionante y estaba gobernando (literal y evidentemente) en este país centroamericano, de manera abierta y sin inhibiciones de ninguna clase. Seguimos pensando que los problemas judiciales y carcelarios de Guatemala, los tienen que resolver los guatemaltecos y nó un grupúsculo de extranjeros cuyos métodos han dejado boquiabiertos a más de uno, al leer las informaciones recientes sobre ese Despacho. Y es que la prensa de esta nación informó que fueron recapturados varios delincuentes sumamente peligrosos, que habían sido dejados en libertad por petición de la misma CICIG. Dichos actos obedecieron a negociaciones que esa oficina sostuvo con los convictos para que declarasen en contra de ex funcionarios del Ministerio de Gobernación. Es decir, la liberación y otras prebendas que la CICIG les ofreció, eran para convencerlos de enlodar y hundir más a ciertos imputados. Varios audios con conversaciones de unos y otros, se filtraron en las redes sociales en los que dos dignatarios de la CICIG ofrecían a un sicario, en ese momento detrás de los barrotes, dinero, viajes, libertad inmediata y total y sueldos para el delincuente y su familia, a cambio de incriminar al ex ministro de Gobernación, Carlos Vielman Montes, y a otros jefes policiales de aquel momento. Pero ese no fue el único caso, porque hubo más audios en los que la CICIG hace referencia a otros procesos de investigación y ofrece a los condenados, reducción de penas y grandes sumas de dinero, a cambio de declarar en contra de personas inocentes y llevarlas a prisión posteriormente. Es así como, día tras día, van saliendo a la luz pública los métodos inquisitorios utilizados por los personeros de la CICIG, con tal de no perder ningún caso en los tribunales y llevar a las cárceles a quienes estaban interesados en dañar; pero nunca con base en la imparcialidad, ética y mucho menos en la sana aplicación de la justicia. Los ciudadanos guatemaltecos están asombrados, pues creían que la oficina de la ONU era un dechado de virtudes y estaba ayudando a sanear a Guatemala de la corrupción. Es cuando el abogado de la Fundación contra el Terrorismo, Raúl Falla, dice: “Ello originó un gran repudio social, pues se logró ratificar una vez más que la CICIG fundamenta sus casos en pruebas falsas y adulteradas, en declaraciones de testigos y colaboradores falaces, que, con tal de obtener su libertad y el pago de compensaciones dinerarias, declaran cualquier guión del libreto que les ponga en sus manos el comisionado o el fiscalito de la FECI (Fiscalía Especial contra la Impunidad, del Ministerio Público).” Esa es la otra cara de los “mercenarios encorbatados” de la CICIG, quienes estaban obstruyendo el derrotero normal de la democracia guatemalteca y, de paso, engañando a la prensa y a los ciudadanos de que todo lo que se hacía en esa oficina era bueno, transparente y apegado a la legalidad. ¡Todo lo contrario!