Libro digital 1 TOMO-5 | Page 96

68 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO o Santa fé en la primera mitad de la centuria XVIII i Y en la segunda mitad de ella, el alto Perú o Charcas pasó a formar parte del Virreynato del Río de la Plata. Las pos- treras demarcaciones administrativas del régimen español sirvieron de marco en la América del Sur para el estable- cimiento de las nacionalidades independientes; y así el Perú moderno se constituyó sobre la base del Virreinato Limeño, reducido y desmembrado por la dinastía de Borbón. De tales desmenbraciones, la del Reino de Quito, en el norte, que compone el contemporáneo Ecuador, era natural y ló- gica: obedece a efectivas causas geográficas e históricas, que señalan y justifican distintos rumbos, no obstante la comunidad linguística de los indios quiteños y peruanos. Pero en lo que respecta al sur, la disgregación del Bajo Perú y del Alto Perú (Bolivia) fue de todo punto arbitra- ria y funesta; y ambos países, indispensables recíprocamen- te uno a otro por necesidades territoriales y económicas, habitados por las mismas sub-razas, cuyos indígenas ha- blan los mismos idiomas, y cuya identidad de carácter e intereses es innegable, han procurado dos veces restaurar su unidad durante el último siglo; y las dos veces lo ha im- pedido Chile con las armas. Después de tantas disminuciones y de otras en la re- gión de las selvas amazónicas, de la pérdida de Tarapacá, -Departamento cedido a Chile, tras porfiada guerra, por el tratado de Ancón en 1883-; Y de las provincias de Tacna y Arica-, también ocupadas por Chile-, el Perú propia- mente dicho es aun muy extenso, abarca los más principa- les centros incaicos y lo más típico del viejo Virreinato español; y su población, de escasísima densidad, excede ahora de cuatro millones y medio. Se divide físicamente en tres zonas paralelas, que corren de norte a sur; Costa, Sierra y Montaña. La Costa (llamada por los conquistadores Los Lla- 1105), es una estrecha faja, de trescientas cincuenta leguas