Libro digital 1 TOMO-5 | Page 89

EL IMPERIO INCAICO 61 constituía ceremonial y símbolo religioso? ¿Es casual coin- cidencia, analogía sin derivación, como la de otros usos, la que presentan las "sachazas" o cabezas reducidas de los Jíbaros, con los restos y dibujos que descubren los cemen- terios de Nazca? El Dr. TeIlo con muy buen criterio, re- chaza en el presente caso la cómoda hipótesis de un pa- ralelismo fortuito y espontáneo; pues la preparación de las cabezas en la Montaña y la Costa, los pormenores de las perforaciones y ornamentos, y otras circunstancias, vedan apelar a la casualidad y obligan a suponer un vínculo de filiación e imitación deliberada. El origen de esta bárbara costumbre ha de estar en el período primordial de salvajismo, en el que las tribus de la Costa, la Sierra y la Montaña se hallaban a igual nivel de usos y creencias, muy anterior al desenvolvimiento de las civilizaciones locales y a las inmigraciones semihistóricas. Hubo en ese primera período salvaje identidad casi absoluta de costumbres entre los indios amozónicos; y aun pueden admitirse entonces invasiones procedentes de la Montaña, según lo ha insinuado Max Uhle con argumentos no des- deñables (Esfera de influencia del País de los 1ncas. Tomo IV de la Revista Histórica). El uso de las cabezas colgantes es uno de los que esa primitiva barbarie, de probable origen trasandino, llevó a las posteriores civilizaciones del Tahuantinsuyo, que lo con- servaron y lo reprodujeron en su plástica y en su pintura textil y cerámica, por razones de ritos y tradición religiosa. El Dr. TeIlo, al concluir este estudio, promete explicar en un próximo con toda amplitud, la íntima conexión del uso referido con los sacrificios humanos y con los mitos y atributos de las diversas divinidades indígenas del Perú. Muy de desear es que aparezca en breve la continuación anunciada que ha de aclarar puntos tan importantes de la arqueología peruana.