EL IMPERIO INCAICO
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constituía ceremonial y símbolo religioso? ¿Es casual coin-
cidencia, analogía sin derivación, como la de otros usos, la
que presentan las "sachazas" o cabezas reducidas de los
Jíbaros, con los restos y dibujos que descubren los cemen-
terios de Nazca? El Dr. TeIlo con muy buen criterio, re-
chaza en el presente caso la cómoda hipótesis de un pa-
ralelismo fortuito y espontáneo; pues la preparación de las
cabezas en la Montaña y la Costa, los pormenores de las
perforaciones y ornamentos, y otras circunstancias, vedan
apelar a la casualidad y obligan a suponer un vínculo de
filiación e imitación deliberada.
El origen de esta bárbara costumbre ha de estar en el
período primordial de salvajismo, en el que las tribus de la
Costa, la Sierra y la Montaña se hallaban a igual nivel de
usos y creencias, muy anterior al desenvolvimiento de las
civilizaciones locales y a las inmigraciones semihistóricas.
Hubo en ese primera período salvaje identidad casi absoluta
de costumbres entre los indios amozónicos; y aun pueden
admitirse entonces invasiones procedentes de la Montaña,
según lo ha insinuado Max Uhle con argumentos no des-
deñables (Esfera de influencia del País de los 1ncas. Tomo
IV de la Revista Histórica).
El uso de las cabezas colgantes es uno de los que esa
primitiva barbarie, de probable origen trasandino, llevó a
las posteriores civilizaciones del Tahuantinsuyo, que lo con-
servaron y lo reprodujeron en su plástica y en su pintura
textil y cerámica, por razones de ritos y tradición religiosa.
El Dr. TeIlo, al concluir este estudio, promete explicar en
un próximo con toda amplitud, la íntima conexión del uso
referido con los sacrificios humanos y con los mitos y
atributos de las diversas divinidades indígenas del Perú.
Muy de desear es que aparezca en breve la continuación
anunciada que ha de aclarar puntos tan importantes de la
arqueología peruana.