Libro digital 1 TOMO-5 | Page 71

M I amigo Leoncio Alvarez, presidente de la Asociación Universitaria Cuzqueña, me pide que publique en Lima mi parecer sobre el sitio que ha de ocupar en el Cuzco la estatua de Manco Cápac. Aunque ya no son muy recientes mis recuerdos sobre la metrópoli incaica, y es fácil que por lo mismo no aprecie bien distancias y pers- pectivas, procuraré en este artículo fundar la opinión que emití en privado, y satisfacer así la lisonjera consulta de mis amigos cuzqueños. Para colocar el monumento en la Plaza Mayor, hallo en primer término un inconveniente grave: la gran exten- sión de ésta. Una estatua de mediano tamaño quedaría muy desairada en espacio tan anchuroso y ante las moles de la Catedral y la Compañía i y como ha de ser indispensable estatua de bronce, único material adecuado para represen- tar al soberano indio, dudo que los fondos disponibles sean bastantes para la altura y proporciones que la ubica- ción de la Plaza requeriría. Pero hay otro argumento esen-