EL IMPERIO INCAICO 335
muy visibles y se distiguen perfectamente de las del primitivo imperio), cuando le llegó la noticia de la sublevación de Quito, Cayambi y Huancavelica, las provincias más indóciles del Norte, que había asesinado a los gobernadores incaicos. En la misma secular metrópoli de Tiahuanaco se reunió la gran asamblea de curacas que refieren Cabello Balboa, Sarmiento y Santa Cruz Pachacuti( la Pomacancha de Pachacuti debe de ser un barrio de Tiahuanaco). Otras juntas hubo después en el Cuzco en que se distribuyeron los contingentes de tropas y se designó como sucesor del trono a Titu Cusi Huallpa, el Huáscar futuro que a su primer nombre, el mismo usado por su padre antes de la coronación, agrega los sagrados de Inti e Illapa. Recibió Cusi Huallpa con toda publicidad la borla de heredero, según Santillán 10 expresa, y para suplir la dificiencia de su memoria, fueron nombrados regentes, mientras no volviera al Cuzco Huayna Cápaj, los viejos tíos de éste, Huaman Achachi, antiguo virrey del Chinchaysuyu, y Apu Ilaquita, y su hermano doble, el secretario general o valido Auqui Túpaj Inca. El ejército que se puso en marcha, con los envíos de todas las provincias, era numerosÍsimo. Con precisión contaron los o rejones a Cieza que llegaban a doscientos mil hombres de guerra( Iscaypachahuaranca-runa), sin los yanaconas y mujeres de servicio. Detuviéronse en Vi1cas, leyendaria capital de los chancas, a inaugurar el nuevo templo del Sol. Se celebró allí la gran fiesta de la cápaj raymi con abundantes sacrificios de niños y adultos. La milicia privilegiada de los Orejones regresó al Cuzco, a traer como talismán para la campaña la piedra divina de Huanacauri. Después de la reseña, la inmensa hueste se puso en marcha hacia el valle de Jauja, que fue el segundo sitio de reunión para el alarde y los sacrificios. De Jauja, según Pachacuti, bajó Huayna Cápaj en persona a los valles de Pachacámaj y Lima con el fin · de consultar a ambos fa-