Libro digital 1 TOMO-5 | Page 343

EL IMPERIO INCAICO 315 una prueba de la semejanza de lenguas entre quiteños y cuzqueños. Sea de ello lo que fuere, es lo cierto que las conquistas por esa parte meridional andina del Ecuador deben de remontar a Pachacútej, porque la Crónica de Cieza atestigua haber sido residencia de este anciano mo- narca cuzqueño el palacio de Tomebamba. Fueron tam- bién construcciones peculiares de Pachacútej los palacios de Yucay y otros en el valle de Urubamba, y los palacios y depósitos y templo del Sol en Ayaviri del Collao, re- cuerdos los últimos de una de sus victorias más precia- das. La postrera expedición a Chinchaysuyu bajo el largo reinado de Pachacútej, tuvo como la segunda un epílogo sangriento: mandó a matar por desobediente a dos hijos suyos, Ti1lca y Auqui Yupanqui, compañeros del Príncipe Túpaj. El receloso despotismo, la poligamia, la vida de serrallo, producían sin cesar tragedias demésticas. Con ta- les dramas familiares debe relacionarse la sucesiva asocia- ción al trono de los dos hijos preferidos, Amaru y Túpaj. Un tiempo hubieron de ceñir ambos la borla en compa- ñía de su padre, porque textos de antiguos cronistas, como Sa1camayhua, nos muestran a los tres, en las solemnida- des del Cuzco, asentados sobre iguales tronos o tianas, y coronados con iguales diademas, como ciertos faraones que llevo recordados y como la tetrarquía romana de Dio- c1eciano. La corregencia de Amaru Yupanqui, es un verda- dero aunque breve reinado, porque probablemente duró no sólo en vida de Pachacútej, sino también en los años posteriores a su muerte y quizá entonces sin colega de igual jerarquía, sino con el hermano como regente subalterno. Aquí está la clave de los dos Yupanquis sucesivos sobe- ranos que Garcilaso reconoce y por los que tanto se le ha impugnado. Hace mucho tiempo que he expuesto mi teoría del caso, adoptada por varios modernos críticos, y que Means atribuye a D. Carlos Wiesse y al arequipeño