Libro digital 1 TOMO-5 | Page 300

272 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO
to caso que el señorío de los Incas se extendía ya a provincias distantes del Cuzco muchas leguas, todavía no les reconocían vasallaje los sobredichos caciques sus vecinos "( Cobo, ' Historia del ' Nuevo: Mundo, Libro XII, cap. XI). Aceptando la existencia de la confederación o estado semifeudal en el período de los Hurin Cuzcos y aún de los primeros Hanan Cuzcos, se disipa la contradicción entre regiones confederadas y conquistadas, porque es palmario que las expediciones comunes de los aliados no impedían entonces las exenciones de la potestad imperial absoluta y las disenciones internas como en la federación predominante del Anáhuac las lejanas conquistas en las comarcas mistecas y huastecas no atajaban la subsistencia de autonomía y antagonismos en el propio valle de Méjico.
Siguiendo paso a paso a nuestros cronistas más abonados, vemos cómo desde el segundo Inca, Sinchi Roja, coexisten, con las alianzas y conexiones de tribus vecinas, los recuerdos de campañas o expediciones en comarcas lejanas, sobre todo hacia el sur, en el Collao. Ya el referido pasaje de Ondegardo, al hablar de los canas y canchis, permite suponerlo; pero en muchos otros autores, y ciertamente que no sólo en Garcilaso, como hay el prurito repetirlo, hallamos vestigios tradicionales de dichas conquistas arcaicas. El resumen de las Informaciones de Vaca de Castro, una de las fuentes más antiguas y fidedignas, dice que el segundo Inca, Sinchi Roja, « comenzó a conquistar y señorear por armas y guerra hasta treinta leguas del Cuzco ", y que llegó « a la provincia de Andahuaylas, y por la parte del Collao al puerto de ViIcanota, que lo defendían canas y canchis ". El Padre Cobo nos relata que « visitó a sus vasallos, los cuales estaban ya muy ensanchados y engrandecidos, y mandó que se extendiesen alrededor del Cuzco, por los altos, que hasta este tiempo no habían querido entrar en tierras apartadas. Dió licencia para que cuantos quisiesen se avecindasen en las tierras so-