Libro digital 1 TOMO-5 | Page 282

254 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO bable, con el carácter del gobierno, que se infringiera a menudo tal prohibición y que los monarcas vivos fueran también ensalzados. Cuando el soberano moría, se some- tía su reinado a una especie de juicio póstumo, semejante al faraónico. Predominaba de seguro en el fallo la influen- cia del sucesor, que a veces fué hijo descontento o herma- no rebelde, y en alguna ocasión, como Inca Roca, cabeza de una nueva dinastía y de una tribu rival. Cuando el juicio era desfavorable, se condenaban a preterición o a rebaja de alabanzas las hazañas del difunto. A más de estas calidades, tan desfavorables a la exactitud, tenían que alterarse los cantares históricos, que por la discrepancia de los cronistas españoles aparecen contradictorios, por las mismas razones generales que en la imaginación po- pular favorecen la alteración de las leyendas y la transfe- rencia de los hechos vetustos a los personajes recientes, más vivos en el recuerdo de poetas y oyentes. Lo que ocurrió en Caldea con Sargón, que ha acumulado en sí las proezas de sus antecesores, lo que en la Edad Media hizo que Carlomagno y Federico Barbarroja, Brunequilda y el Rey Arturo se beneficiaran de las previas gestas de las tradiciones arcaicas, determinó también en el Perú la con- fusión o identificación entre los reinados de Inca Huira- cocha e Inca Pachacútej, la duplicación de las mismas con- quistas atribuidas a sucesivos monarcas, la repetición por ejemplo en el cantar de Huayna Cápac de muchas de las campañas de su padre Túpaj Yupánqui. Como los Incas, especialmente los últimos, visitaban de continuo sus terri- torios, resolviendo s los conflictos de jurisdicción, apasi- guando los desórdenes y redondeando las conquistas in- completas y asentando las anteriores, los lisonjeros quipo- camayos declaraban que los reyes últimos habían some- tido a los curacas que no hacían sino confirmar en su va- sallaje, y que habían agregado al imperio los territorios ya antiguos que se limitaban a recorrer y vigilar.