Libro digital 1 TOMO-5 | Page 216

188 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO del protolima donde apareció la influencia serrana, cuya difusión por consiguiente, en estos valles centrales de la Costa, hay que declarar posterior, si queremos atenemos él lo que la arqueología ha patentizado. Son tres arqueólo- gos extranjeros: uno alemán, otro estadounidense y el otro ecuatoriano, los que atestiguan contra las ofuscaciones ét- nicas o regionales. En nada invalida esta esencial consta- tación el hecho de descubrir la influencia Chavín en el protochimú, que siempre se ha reputado por los más se- guros arqueólogos como subsiguiente, ya que el mismo Chavín tiene, según lo dijimos, reflejos de influencias ma- rítimas; ni menos que haya en Chincha, en capas posterio- res, alafrería de influjo serrano, porque la alegación es inofi- ciosa. Lo que en Ancón y Pucusana advierte Tello de an- dino, si está bien interpretado, no hace tampoco al caso, pues en ambas estaciones, que significan superposiciones seculares, hay restos de todas las épocas. Entre la Costa y la Sierra, la leyes el ritmo alter- nado de acciones y reacciones i pero en el caso concreto de las primeras culturas, la iniciación parece haber corres- pondido a las marítimas, en este eterno maridaje de la región del mar y la de los Andes, porque así lo dicen hasta hoy los más ciertos hallazgos arqueológicos. Di- cha precedencia se corrobora con lo que sabemos de la difusión de las culturas centroamericanas y de la gene- ración por ellas de Chavín y Tiahuanaco según explíci- tamente lo diré en la lección inmediata, al objetar la teo- ría de Dieseldorff sobre la prodigiosa antigüedad y pre- cedencia primordial del arte tiahuanaquense. Pero antes de pasar a ese punto, explicaré, como deducción y resu- men de esta primera lección, que la importancia natural de Lima y de la Costa queda de relieve con el examen del período arqueológico primitivo. La Costa, aunque me- nor en extensión y población que el macizo andino, ha tenido en nuestra historia, desde los primeros y más ne-