Libro digital 1 TOMO-5 | Page 179

EL IMPERIO INCAICO 151 canas, Soras, Chocorbos y Huancas, y de las punas de Cho- clococha y Paucaray, es un hecho indiscutible. La leyen- daria conservación de tales contiendas las aproxima a la edad de los primeros Incas, y veda situar la emigración aymara de Ayacucho y Huancavelica en los tiempos del apogeo del primitivo Tiahuanaco. Si los Aymaras hubieran sido los constructores de Tiahuanaco, la ruina y abandono de su capital sagrada ha- bría coincidido con la decadencia de su poderío y el aba- timiento de su raza. "El mundo peruano, como escribe Uhle, se habría rehecho de las influencias excesivas de la raza aymara" 87. Y bien al revés absorvamos que cuando Tiahuanaco yacía inconcluso y desolado, y huían perse- guidos los Huiracochas, alcanzaba la nación de los Callas su mayor expansión y pujanza. Entonces el Chuchi Cápac o Colla Cápac ensanchaba sus dominios, según Sarmiento, desde veinte leguas del Cuzco hasta los Chinchas oChar- cas, y desde Arequipa y Atacama hasta los Mojos; y, se- gún Cieza, Zapana, el Príncipe de los poderosos Hatun- callas, se diponía a subyugar el Cuzco 88. Entonces los de la vanguardia aymara, o sean los Chancas, conquistaban Chuquibamba, y despojaban del valle de Andahuaylas y otras provincias a los Quechuas, cuya gran antigüedad garantiza el propio Cieza 89. No eran los Aymaras a la sazón los decaídos, sino los dominadores, que avanzaban formidables dondequiera, apenas contenidos, al Este y Oes- te, por Incas y Chinchas. En virtud de estas circunstancias y todas las demás que en la presente disertación compendiamos, parece lo verisímil que fueran los Aymaras los destructores de Tia- 87 Origen de los 1ncas pág. 329. 88 Sarmiento de Gamboa, cap. 37 ¡-Cieza, Señorío de los 1ncas, cap. XXXVI. 89 Cieza, Crónica del Perú, cap. XV.- Véanse también Betanzos, Suma y narración de los 1ncas, cap. VI ¡ Y Garcilaso, Comentarios, Primera Parte, Libro IV, cap.. XV y XXIII.