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JosÉ
DE LA RlVA-ACÜERO
Por mí todas las naciones han sido traídas a tus
plantas.-
y tú, padre mío, me has dado el champi de oro y el
chuco de oro.-
¿Por qué me has ensalzado sobre los de mi linaje?
Juya es ésta macana de oro; y tuyo todo lo que soy.-
Joda mi valentía y todo mi vigor, -en tí estáln, y en
tí hay que buscarlos.-
Soy tu siervo; -- dígnate mirarme.
Contemplando tu rostro, moriré cantando.
Cuando el perdón final, prorrumpe:
Riego con mis lágrimas ardientes la maza que me das.
Soy cien veces tu esclavo.-
¿ Quién puede llamarse tu igual?-
Acepta los nervios de mi corazón como correas de
tus sandalias.
Para hallar semejantes fórmulas de posternación, tal
entusiasmo en la servidumbre, tal frenesí en la expresión
de la obediencia del monarca, hay que remontarse muy le-
jos de la civilización de Europa, de todas las culturas oc-
cidentales y modernas.
Muy posteriores al arreglo del Ollantay, * deben de ser
las demás comedias quechuas conocidas, como verbigracia
la Usca Páucar, harto mas castellanizadas, en las que los
curas y catequistas ingirieron personajes cristianos dentro
de las fábulas indígenas, según también lo hicieron en
Méjico.
* Cfr. Carácter de la f.iteratura del Perú 1ndependiente, versión definitiva,
en Obras Completas, T. 1, Lima, 1%2. En las pp. 166-168 está la extensa
nota sobre Ollantay pero con interesantes añadidos y precisiones seguramente de
redacción posterior al año 1921 en que se escribe el presente ensayo. [N. del E.l.