EL IMPERIO INCAICO
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a escena para compadecer y jusitificar la amorosa flaqueza
de su hija. El lenguaje es a menudo muy extraño, originalí-
simo, atestado de imágenes a la vez tiernas y violentas, con-
fusas, lacrimosas y grandiosas, espléndidas y vehementes 34 :
Estrella, pupila del Sol, el llanto, lluvia del alma, aboga
(mi corazón . ..
[as lágrimas del rocío, agua viva purificadora, suavizan
(e.l dolor . ..
[os astros se revuelcan en la ceniza fría de las nubes,
antes de fuego y abara opacas.- [os luceros descrinados
arrastran sus caudas revueltas, y para mis ojos enrojecidos
el firmamento vierte sangre.
Hay versos convencionales, emblemáticos: "Lo roja flor
del ñujcbu se esparce dondequiera", significa que se derrama
sangre. Algunas comparaciones sentimentales, de complicada
y ambigua elegancia, traen irresistiblemente a la memoria
la poesía clásica japonesa. Otras se dirían persas o indos-
tanas. Así el Inca Patchacútej, hablando con su hija predi-
lecta, le dice: "Esencia de mi alma, red de mis entrañas,
flor de mi progenie, desenvuélvete ante 'mis ojos, velo de
oro"
Las palabras de 1-luillaj Uma (Sumo Sacerdote), son
de idolátrica solemnidad:
En el semblante de la [una, todo es signo para mi.
Ayer la bumareda de los sacrificios - se elevaba bas-
ta la faz del Sol,
y el Dios jubiloso se levanta - difundiendo sobre
todos la felicidad.
En la escena de coronación de Ollantay, el coro ex-
clama:
34 Me guío por la excelente edición y traducción literal del quechua al
francés, que hizo el erudito cuzqueño D. Cabina Pacheco Zegarra (París, 1878).