419
I Samuel
9. 9–22
de un siclo de plata; esto daré al varón de Dios, para que nos
declare nuestro camino. (Antiguamente en Israel cualquiera
que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al viden-
te; porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba
vidente.) Dijo entonces Saúl a su criado: Dices bien; anda,
vamos. Y fueron a la ciudad donde estaba el varón de Dios.
Y cuando subían por la cuesta de la ciudad, hallaron unas
doncellas que salían por agua, a las cuales dijeron: ¿Está en
este lugar el vidente? Ellas, respondiéndoles, dijeron: Sí; helo
allí delante de ti; date prisa, pues, porque hoy ha venido a la
ciudad en atención a que el pueblo tiene hoy un sacrificio en el
lugar alto. Cuando entréis en la ciudad, le encontraréis luego,
antes que suba al lugar alto a comer; pues el pueblo no comerá
hasta que él haya llegado, por cuanto él es el que bendice el
sacrificio; después de esto comen los convidados. Subid, pues,
ahora, porque ahora le hallaréis. Ellos entonces subieron a la
ciudad; y cuando estuvieron en medio de ella, he aquí Samuel
venía hacía ellos para subir al lugar alto. Y un día antes que
Saúl viniese, Jehová había revelado al oído de Samuel, dicien-
do: Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de
la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi
pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos;
porque yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha
llegado hasta mí. Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le
dijo: He aquí éste es el varón del cual te hablé; éste gobernará
a mi pueblo. Acercándose, pues, Saúl a Samuel en medio de
la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la casa
del vidente. Y Samuel respondió a Saúl, diciendo: Yo soy el
vidente; sube delante de mí al lugar alto, y come hoy conmigo,
y por la mañana te despacharé, y te descubriré todo lo que
está en tu corazón. Y de las asnas que se te perdieron hace
ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado.
Mas ¿para quién es todo lo que hay de codiciable en Israel,
sino para ti y para toda la casa de tu padre? Saúl respondió
y dijo: ¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las
tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas
las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has
dicho cosa semejante? Entonces Samuel tomó a Saúl y a su
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22