19. 2–16
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Jueces
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monte de Efraín, el cual había tomado para sí mujer concubina
de Belén de Judá. Y su concubina le fue infiel, y se fue de
él a casa de su padre, a Belén de Judá, y estuvo allá durante
cuatro meses. Y se levantó su marido y la siguió, para hablarle
amorosamente y hacerla volver; y llevaba consigo un criado, y
un par de asnos; y ella le hizo entrar en la casa de su padre.
Y viéndole el padre de la joven, salió a recibirle gozoso; y le
detuvo su suegro, el padre de la joven, y quedó en su casa tres
días, comiendo y bebiendo y alojándose allí. Al cuarto día,
cuando se levantaron de mañana, se levantó también el levita
para irse; y el padre de la joven dijo a su yerno: Conforta
tu corazón con un bocado de pan, y después os iréis. Y se
sentaron ellos dos juntos, y comieron y bebieron. Y el padre
de la joven dijo al varón: Yo te ruego que quieras pasar aquí la
noche, y se alegrará tu corazón. Y se levantó el varón para irse,
pero insistió su suegro, y volvió a pasar allí la noche. Al quinto
día, levantándose de mañana para irse, le dijo el padre de la
joven: Conforta ahora tu corazón, y aguarda hasta que decline
el día. Y comieron ambos juntos. Luego se levantó el varón
para irse, él y su concubina y su criado. Entonces su suegro,
el padre de la joven, le dijo: He aquí ya el día declina para
anochecer, te ruego que paséis aquí la noche; he aquí que el día
se acaba, duerme aquí, para que se alegre tu corazón; y mañana
os levantaréis temprano a vuestro camino y te irás a tu casa.
Mas el hombre no quiso pasar allí la noche, sino que se levantó
y se fue, y llegó hasta enfrente de Jebús, que es Jerusalén,
con su par de asnos ensillados, y su concubina. Y estando ya
junto a Jebús, el día había declinado mucho; y dijo el criado a
su señor: Ven ahora, y vámonos a esta ciudad de los jebuseos,
para que pasemos en ella la noche. Y su señor le respondió: No
iremos a ninguna ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos
de Israel, sino que pasaremos hasta Gabaa. Y dijo a su criado:
Ven, sigamos hasta uno de esos lugares, para pasar la noche en
Gabaa o en Ramá. Pasando, pues, caminaron, y se les puso
el sol junto a Gabaa que era de Benjamín. Y se apartaron del
camino para entrar a pasar allí la noche en Gabaa; y entrando,
se sentaron en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los
acogiese en casa para pasar la noche. Y he aquí un hombre