18. 4–17
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
Jueces
392
gando allá, le dijeron: ¿Quién te ha traído acá? ¿y qué haces
aquí? ¿y qué tienes tú por aquí? Él les respondió: De esta
y de esta manera ha hecho conmigo Micaía, y me ha tomado
para que sea su sacerdote. Y ellos le dijeron: Pregunta, pues,
ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar este viaje
que hacemos. Y el sacerdote les respondió: Id en paz; delante
de Jehová está vuestro camino en que andáis. Entonces aque-
llos cinco hombres salieron, y vinieron a Lais; y vieron que el
pueblo que habitaba en ella estaba seguro, ocioso y confiado,
conforme a la costumbre de los de Sidón, sin que nadie en
aquella región les perturbase en cosa alguna, ni había quien
poseyese el reino. Y estaban lejos de los sidonios, y no tenían
negocios con nadie. Volviendo, pues, ellos a sus hermanos en
Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: ¿Qué hay? Y ellos res-
pondieron: Levantaos, subamos contra ellos; porque nosotros
hemos explorado la región, y hemos visto que es muy buena;
¿y vosotros no haréis nada? No seáis perezosos en poneros en
marcha para ir a tomar posesión de la tierra. Cuando vayáis,
llegaréis a un pueblo confiado y a una tierra muy espaciosa,
pues Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no
hay falta de cosa alguna que haya en la tierra. Entonces sa-
lieron de allí, de Zora y de Estaol, seiscientos hombres de la
familia de Dan, armados de armas de guerra. Fueron y acam-
paron en Quiriat-jearim en Judá, por lo cual llamaron a aquel
lugar el campamento de Dan, hasta hoy; está al occidente de
Quiriat-jearim. Y de allí pasaron al monte de Efraín, y vinie-
ron hasta la casa de Micaía. Entonces aquellos cinco hombres
que habían ido a reconocer la tierra de Lais dijeron a sus her-
manos: ¿No sabéis que en estas casas hay efod y terafines, y
una imagen de talla y una de fundición? Mirad, por tanto, lo
que habéis de hacer. Cuando llegaron allá, vinieron a la ca-
sa del joven levita, en casa de Micaía, y le preguntaron cómo
estaba. Y los seiscientos hombres, que eran de los hijos de
Dan, estaban armados de sus armas de guerra a la entrada
de la puerta. Y subiendo los cinco hombres que habían ido
a reconocer la tierra, entraron allá y tomaron la imagen de
talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición, mientras
estaba el sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos