EL LIBRO DE ENOC
3 Así, yo Enoc estaba comenzando a bendecir al Señor de majestad, al Rey de los tiempos, y he aquí que el
Vigilante del gran Santo me llamó a mí, Enoc el escribiente y me dijo:
4 "Enoc, escriba de justicia, ve a los Vigilantes del cielo que han abandonado las alturas del cielo, el eterno
lugar santo y que se han contaminado con las mujeres haciendo como hacen los hijos de los hombres, y han
tomado mujeres y han forjado una gran obra de corrupción sobre la tierra, y hazles saber
5 que no habrá para ellos paz ni redención de su pecado.
6 "Y así como gozaron a causa de sus hijos ellos verán la muerte de sus bienamados y llorarán por la pérdida
de sus hijos y suplicarán eternamente, pero no habrá para ellos misericordia ni paz".
Capítulo 13
1 Luego, Enoc se fue y le dijo a 'Asa'el: "No habrá paz para ti, contra ti ha sido pronunciado un gran juicio
para encadenarte.
2 "No habrá para ti ni tregua ni intercesión, porque has enseñado la injusticia y a causa de todas las obras
de impiedad, violencia y pecado que has enseñado a los humanos.
3 Y avanzando les hablé a todos ellos y todos temieron y se espantaron y el temblor se apoderó de ellos.
4 Me suplicaron que elevara una petición por ellos para que pudieran encontrar perdón por sus pecados y
que la leyera en presencia del Señor del cielo.
5 Porque desde entonces ellos no pueden hablar a Dios ni levantar sus ojos al cielo, debido a la vergüenza
por los crímenes por los cuales fueron condenados.
6 Entonces escribí su oración con todas sus peticiones por sus almas y por cada una de sus obras y por lo
que suplicaban todos, que hubiera para ellos perdón y larga vida.
7 Fui y me senté junto a las aguas de Dan, en la tierra de Dan, al sur del Hermonín, a su lado occidental y
estuve leyendo el libro donde anoté sus peticiones, hasta que me dormí.
8 He aquí que me vinieron sueños y cayeron sobre mí visiones hasta que levanté mis párpados a las puertas
del palacio del cielo y vi una visión del rigor del castigo. Y vino una voz y me dijo: "Habla a los hijos del cielo
para reprenderles".
9 Cuando desperté fui a ellos. Todos estaban reunidos juntos y sentados llorando, en la Fuente del Llanto
que está entre el Líbano y Senir, con los rostros cubiertos.
10 Conté delante de ellos todas las visiones que había visto en sueños y me puse a hablar con palabras de
justicia y de visión y a reprender a los Vigilantes celestiales.
Capítulo 14
1 Este es el libro de las palabras de la verdad y de la reprensión de los Vigilantes que existen desde siempre
según lo ordenó el Gran Santo en el sueño que tuve.
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