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Éxodo
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rael habían salido con mano poderosa. Siguiéndolos, pues, los
egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de
a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto
al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón. Y cuando
Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y
he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos
de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. Y
dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has
sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho
así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es es-
to lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a
los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que
morir nosotros en el desierto. Y Moisés dijo al pueblo: No
temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy
con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca
más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y
vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a Moisés:
¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.
Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo,
y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. Y
he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los
sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en
sus carros y en su caballería; y sabrán los egipcios que yo soy
Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su
gente de a caballo. Y el ángel de Dios que iba delante del cam-
pamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo
la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso
a sus espaldas, e iba entre el campamento de los egipcios y el
campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y
alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se
acercaron los unos a los otros. Y extendió Moisés su mano so-
bre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento
oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas
quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por
en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su
derecha y a su izquierda. Y siguiéndolos los egipcios, entraron
tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón,
sus carros y su gente de a caballo. Aconteció a la vigilia de la