20. 3–18
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Génesis
26
Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey
de Gerar envió y tomó a Sara. Pero Dios vino a Abimelec en
sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de
la mujer que has tomado, la cual es casada con marido. Mas
Abimelec no se había llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás
también al inocente? ¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella
también dijo: Es mi hermano? con sencillez de mi corazón y
con limpieza de mis manos he hecho esto. Y le dijo Dios en
sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has
hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así
no te permití que la tocases. Ahora, pues, devuelve la mujer
a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y
si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos
los tuyos. Entonces Abimelec se levantó de mañana y llamó
a todos sus siervos, y dijo todas estas palabras en los oídos
de ellos; y temieron los hombres en gran manera. Después
llamó Abimelec a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho?
¿En qué pequé yo contra ti, que has atraído sobre mí y sobre
mi reino tan grande pecado? Lo que no debiste hacer has hecho
conmigo. Dijo también Abimelec a Abraham: ¿Qué pensabas,
para que hicieses esto? Y Abraham respondió: Porque dije
para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y
me matarán por causa de mi mujer. Y a la verdad también
es mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre, y
la tomé por mujer. Y cuando Dios me hizo salir errante de la
casa de mi padre, yo le dije: Ésta es la merced que tú harás
conmigo, que en todos los lugares adonde lleguemos, digas de
mí: Mi hermano es. Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas,
y siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara
su mujer. Y dijo Abimelec: He aquí mi tierra está delante de
ti; habita donde bien te parezca. Y a Sara dijo: He aquí he
dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él te es
como un velo para los ojos de todos los que están contigo, y
para con todos; así fue vindicada. Entonces Abraham oró a
Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y
tuvieron hijos. Porque Jehová había cerrado completamente
toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara mujer de