17 LibreFantasía/nro 2
La mujer morena se arrodilló y le hizo un gesto a Ulric para que hiciera lo mismo.
- ¡Oh, bella y poderosa hechicera! Soy Belisa, la nieta del nigromante que os enseñó a usar el poder de las sombras y os entregó el espejo de roca cristal. Estoy aquí para pediros que paguéis vuestra deuda con mi abuelo.
- ¿Deuda, qué deuda? – preguntó con sarcasmo la hechicera y lanzó una carcajada musical y siniestra – según recuerdo vuestra madre no tenía los dones que se requerían para heredar los conocimientos y el poder de vuestro abuelo, él me eligió para ser su aprendiz. Pero vuestra visita ha entretenido mi tedio, veo que os acompaña un hombre que fue un gran guerrero… veo en su corazón un gran pesar que vuestros encantos no ha podido mitigar, él añora volver a empuñar su espada… yo puedo devolverle su ojo y su mano, es algo sencillo de hacer con el poder que tengo, es más, puedo devolverle su juventud y convertirlo en un guerrero más fuerte de lo que fue.
- ¿Y cuál será el precio que debo de pagar por eso? – preguntó Ulric ansioso.
- Un pequeño sacrificio que sé que no vacilareis en hacer… si queréis que os dé más detalles, seguidme. Belisa os esperará aquí.
Ulric siguió a la bella y siniestra hechicera a una recámara oculta. Un rato después salió, con una sombra en su ojo y la determinación en su semblante, se dirigió a Belisa.
- Durante estos años que hemos vivido juntos me habéis dicho que me amabais y haríais cualquier cosa por mí, ¿Es cierto o sólo fueron palabras dichas para complacerme?
- Oh, mi señor… cuando el rey me entregó a vos como esclava tuve miedo de lo que me haríais, pero me tratasteis con ternura y me convertisteis en vuestra mujer, agradecí a los Dioses y llegué a amaros… os amo y haría cualquier cosa por vos.
- Bien, pues el sacrificio que me ha pedido la hechicera es vuestra vida.