PRÓLOGO escrito por elsa drucaroff
Creo que ustedes, las chicas y los chicos que leyeron La patria de las mujeres, han entendido eso después del amplio y magnífico trabajo que desarrollaron durante el proyecto de comunicación digital “Libertad Latinoamericana”, en esta escuela, la N°17, “Carlos Morel. Lo digo porque esta revista es la prueba. Se ve en sus dibujos, sus fotos, los trabajos que prepararon y me hicieron conocer.
Escribir novelas es hermoso: imaginar tantas cosas, escaparme adentro de mi cabeza, donde puedo vivir cualquier cosa y ser muchos: un cura frustrado y resentido, una muchachita de 15, una mujer sola en el monte que mira fijo a un puma hasta intimidarlo, un gaucho pobre y heroico que muere deseando que su sacrificio sirva para que, en el futuro, la patria grande sea más justa para sus nietos… Escribir es realmente hermoso, es como rozar algo que una tiene muy adentro y ni siquiera lo sabía, y dejarlo ser en un papel, en un mundo entero y diferente donde puede jugar a sus anchas y olvidarse un rato de una misma, de su vida real. Es como irse de viaje Pero les cuento un secreto: quienes escribimos no nos conformamos con eso, por precioso que sea. Queremos que nos lean, que nos acompañen en ese viaje que hicimos, queremos emocionarlos y preocuparlos y hacerlos angustiar y también disfrutar como nos pasó a nosotros .
Y hacerlos pensar las cosas que nosotros pensamos y hacerse las preguntas que nosotros nos hicimos, a ver qué se responden, porque muchas veces nosotros escribimos porque no tenemos respuestas. . .
Y quienes escribimos no siempre tenemos la dicha, la enorme suerte que tengo yo ahora. La suerte de que nos lean justo las lectores y los lectores que deseamos, para la historia que nos imaginamos. ¿Por qué? Porque ustedes pronto van a ser adolescentes y Mariana y Mamaní, los protagonistas de esta historia que además es una de amor, ya lo son. Porque muchos de ustedes provienen de otras fronteras de nuestra patria grande y algunos, ¡de la zona misma donde ocurrieron los hechos de mi novela! De lo que hoy es el Noroeste argentino y el sur de Bolivia, antes era una sola región y sigue teniendo la misma base cultural. Y porque esta es una historia donde queda claro por qué Jacinta, la espía que muere, la persona contra la que el enemigo se encarniza, es una sierva: mujer, pobre, india. Con esa, piensan los enemigos, con esa “se puede”. Y en ella toman la revancha. Y ustedes saben que la injusticia, las castas, una clase social que se apropia de privilegios y deja a la mayoría en el desamparo, continúan hoy. Pero también saben hay gente que cree en lo que hace y se juega por eso, y en esta novela eso también pasa. Y saben que los derechos hay que defenderlos, ir a esta escuela donde hicieron este trabajo profundo, integrador, excelente, ese es por ejemplo un derecho .
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Libertad Latinoamericana es libertad de la Patria Grande. Cuando hablamos de Patria Grande nos referimos a nuestro continente, nuestra América Latina. Cuando estudiamos todo ese complicado, doloroso, sangriento, esforzado proceso durante el cual nuestra patria grande peleó por su independencia, entendemos hasta dónde este territorio que hoy tiene fronteras, la Argentina, es parte de algo más grande por lo que peleó mucha gente de muchas culturas diferentes y por lo que murieron, sobre todo, los más humildes. .
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