EVENTOS
HACE 50
AÑOS
Remembranzas de la
Promoción Leopoldo
Soto Navarro
C
onocer la historia es importante, no solo
para no repetir los errores del pasado, sino
para afianzar nuestra identidad al reconocernos como hijos de los mismos triunfos y las mismas tragedias. Por eso el día de hoy, quienes fuimos
instructores y cadetes en la antigua Escuela Nacional
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de la Policía de la avenida de los “Los Incas”, abrimos
una ventana en el mundo de los recuerdos y en olas
de la imaginación, volvemos a un tiempo que no ha de
volver. A casi medio siglo de ese acontecimiento, sentimos como si ella quisiera transmitirnos un mensaje
de perennidad o contarnos que su destino es morir de
pie en esa parte de la Lima que se aleja cada vez más,
devorada por un modernismo de ladrillos y cementos.
Todos recordamos que en sus patios austeros y solemnes el cenotafio de la vieja escuela nos hablaba con
una extraña relación de nombres escritos en bronce,
de héroes y mártires caídos en el cumplimiento del deber, lo que explica por qué la Guardia Civil es hoy la
institución que, en mayor medida, ha contribuido con
el proceso de pacificación del país.
Limitada por lo corredores que se ubican debajo de
las grandes columnas de madera, el patio de honor también nos recordaba que la formación cívica patriótica era
parte importante de la formación integral y humanística.
Allí se celebraba con gran solemnidad la Jura de la
bandera y el 30 de Agosto, día de Santa Rosa.
Nadie podrá afirmar que la vida del cadete era fácil. Aparte de los ejercicios físicos, los cadetes debían
Revista Guardia Civil