Lex Scripta Noviembre 2019 | Page 28

trasladada a la Cruz Roja de Culiacán, en donde se detectó su embarazo y fue asignada al Hospital de la Mujer. Desde el momento de su traslado en ambulancia, ella expresó su deseo de interrumpir su embarazo y redactó un documento firmado que constataba su intención. Varios grupos activistas la acompañaron durante todo el proceso, interpusieron una demanda ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Sinaloa por el incumplimiento de la Norma 046, se reunieron con el entonces Secretario de Salud del estado y enviaron documentos. De todas estas acciones nunca se tuvo registro de una respuesta por parte del Estado. En 2016, en Guadalajara, Jalisco, una joven de 16 años fue violada por un taxista que presuntamente controlaba el comercio de marihuana en dicha ciudad. Cuando la joven le comentó a su madre su deseo de abortar, ambas se trasladaron al Ministerio Público para denunciar la violación y comenzar el proceso de aborto. La respuesta de las autoridades fue en todo momento lenta y poco clara. El médico les prescribió misoprostol, un medicamento antiulceroso que también se usa para abortar, cada 8 horas vía oral y vaginal, pero, cuando la revisó un par de días después de ingerida la primera pastilla, comprobó que seguía embarazada, probablemente porque las instrucciones que les proporcionó no cumplían con el protocolo de la Organización Mundial 26