embargo para que esta tolerancia a la pluralidad sea efectiva debe de
existir exposición constante entre las cosmovisiones, cosa que parece
no ser el caso.
Internet hace posible que los individuos puedan evitar el choque
de ideas que sería natural en un espacio tan interconectado, con
herramientas como las de twitter que te permite bloquear frases o
hashtags concretos. Esto hace que los micro-universos narrativos de
Internet, lejos de conformar un mercado de ideas dinámico, tiendan al
hermetismo y a la autocomprobación siendo caldo de cultivo para la
posverdad y radicalización ideológica.
La posverdad, un neologismo acuñado en 2004 por Ralph
Keyes en su ensayo the post-truth, en referencia a una era en la que la
presentación de los hechos pierde relevancia frente a las apreciaciones
emocionales y creencias particulares. Esta descripción encaja a la
perfección con un mundo en el que el lector promedio de Fox News
jamás leería un artículo de CNN y viceversa, y en el que el sesgo
ideológico parece ser percibido con normalidad. Según una encuesta de
la Fundación Knight y Gallup, los estadounidenses creen que el 62%
de las noticias que consumen en la televisión, en los periódicos y en la
radio son parciales o están sesgadas de alguna forma, sin embargo
continúan consumiendolas regularmente y asimilando sus análisis
(Business Insider, 2019).
Desde 2016, los impactos de esta tendencia dentro del panorama
político han sido evidentes, el ascenso al poder de líderes con visiones
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