de coronavirus: COVID-19. A
partir de este brote inicial la
dinámica de las relaciones
internacionales dio un vuelco
para cambiar la manera de hacer
diplomacia. Toda clase de
n e g o c i a c i ó n d i p l o m á t i c a
tradicionalmente se hace en
persona pues es una muestra de
convicción por una parte y de
hospitalidad por otro lado. Pero
cuando p o n emos esto en
perspectiva nos damos cuenta
que cualquier aglomeración
masiva de personas es un
potencial foco de infección, y
este es el caso de las cumbres
i n t e r n a c i o n a l e s y a s e a n
multilaterales o bilaterales.
Para comienzos de marzo la
Organización Mundial de la
Salud (OMS), profundamente
preocupada por los alarmantes
niveles de propagación del
COVID-19 y por su gravedad,
dictó que oficialmente nos
encontrábamos en una pandemia
y que los países tendrían que
comenzar a tomar medidas para
mitigar los impactos de esta
enfermedad (ONU, 2020). En este
mismo tiempo, el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas
declaró que las sesiones serán
“reducidas”. Esto significa
“ r e d u c i r e l n ú m e r o d e
participantes para cada
delegación, celebrar consultas a
puerta cerrada”. El objetivo es
"tener más espacio y menos
gente", explicó Zhang Jun,
representante permanente de Pekín
en el Consejo. El organismo
emplea a unas 3.000 personas en
Nueva York, y gracias a la
coyuntura actual, la gran parte del
personal se mantiene operando
con el sistema de teletrabajo. La
cancelación de la mayoría de la
operaciones de la sede de las
Naciones Unidas no habían sido
reducidas desde los ataques
terroristas del 11 de septiembre o
por el paso de huracanes, por lo
que esta modalidad de trabajo en
casa y delegaciones reducidas no
es algo tan usual (Infobae, 2020).
¿Será esta la nueva manera de
hacer diplomacia durante la
pandemia del COVID.19?
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