internacionales toman un lugar relevante para los gobiernos de cualquier
país (Heywood, ; pp. 7). Sin importar la inclinación ideológica de cualquier
gobierno en particular, su agencia en cuanto a la ejecución de políticas
sociales, económicas o de cualquier otra índole pueden verse potenciadas o
limitadas dependiendo de la relación que se tenga con los vecinos más
cercanos o con aquellos otros que le dan la vuelta al globo. No obstante, no
pocas veces surgen desencuentros entre los estados que puede ocasionar
estragos que lleguen a impactar hasta en temas de política doméstica como
guerras comerciales, embargos y sanciones, conflictos de intereses y hasta
conflictos armados. ¿Cómo resolvemos estos conflictos? Usamos
diplomacia.
La diplomacia es un proceso de negociación y comunicación entre
estados que buscan la resolución de conflictos sin recurrir a la guerra
(Heywood, ; pp. 7). En principio, las relaciones internacionales nacieron
para llegar a acuerdos que procuren el bien común, y no la ganancia
unilateral o al “haber
cómo le hacen le
hacen demás”. Para
este propósito, los
estados nombran a
individuos selectos
que los representan a
nivel internacional en
diversos foros para
exponer los intereses
nacionales, así como
la organización de
Representantes de China, Francia, Alemania, la UE,
Irán, Reino Unido y Estados Unidos en el acuerdo
nuclear iraní
mesas de negociación bilaterales o multilaterales para establecer posturas,
esclarecer los conflictos, mitigar daños e intentar llegar a una solución
media o ceder en puntos irreconciliables recíprocamente.
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