simple hecho de tener ojos rasgados, así se engendró la figura del
“chino expiatorio”. Esta nueva figura llegó para servir como
medida utilitaria para culpar totalmente a un grupo por la
propagación de esta enfermedad y su función es “aliviar la ansiedad
colectiva depositando en algún "otro" el origen de todos los
males” (2010).
Históricamente se ha recurrido en repetidas ocasiones a la
figura del chivo expiatorio para canalizar la incertidumbre, misma
que de acuerdo al Salem Witch Museum (2017) tiene la siguiente
fórmula:
Miedo+Catalizador = Chivo Expiatorio.
Para ejemplificar esto, durante la Segunda Guerra
Mundial se tenía miedo a la amenaza del poderío japonés, de forma
que el ataque de Pearl Harbour fue el catalizador de la situación.
Esto resultó en múltiples expresiones de odio y rechazo social a los
americano-japoneses que se convirtieron en los chivos expiatorios
de esta ocasión. Otro evento en el que se replicó la misma fórmula,
fue con la infección del VIH SIDA. La nueva enfermedad causó
miedo, y tras el descubrimiento de múltiples casos de infección de
los que habían mantenido relaciones sexuales con el ciudadano gay,
Gaëtan Dugas, hecho que fungió como catalizador, se atribuyó a la
comunidad LGBT+ la enfermedad. Como estos, se pueden
mencionar infinidad de ejemplos en que sucede lo mismo y al que
nos enfrentamos con los de origen chino, no es la excepción. El
miedo fue generado por el Coronavirus, el catalizador fue el
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