fue golpeado en Inglaterra por cuatro hombres que aclamaban no
querer Coronavirus en su país. (2020, El Tiempo)
Parece que al sacar los comentarios racistas al aire, nos
olvidamos que en algún momento también hemos sido víctimas de
actitudes semejantes. Tal es el caso de los mexicanos durante la
epidemia de influenza A-H1N1, quienes fueron discriminados en el
resto del mundo por el temor de que tuvieran la enfermedad, y a
nivel local, los chilangos, a quienes se les negaron las vacaciones
en el resto de México con la pretensión de evitar el contagio. Sin
embargo, se puede ver que detrás del racismo y el rechazo hacia
los mexicanos, se ocultaba un alto grado de falta de información,
ignorancia
y miedo. Por ello, la reacción racista fue más un
mecanismo de defensa que permitió construir un chivo expiatorio
en el cual descargar la energía acumulada por el miedo y además,
fue un instrumento que permitió expresar los prejuicios ya
existentes respecto a los mexicanos con la intención de que los
comentarios estuvieran justificados. Es este mismo fenómeno el
que podemos observar ahora hacia las personas de origen chino.
En el estudio “El rumor y el racismo sanitario durante la
epidemia de influenza A/H1N1”, se hace alusión a cómo se utilizó
a los mexicanos como chivos expiatorios durante esta epidemia, y
se explica que “la construcción cultural de un chivo expiatorio es
una manera simbólica de conjurar el peligro y re-direccionar el
miedo” (Oehmichen y París, 2010). Ante el pánico mundial por la
existencia del nuevo virus en China, se dio la misma reacción de
rechazo hacia los chinos que la que se desencadenó hacia los
mexicanos en ese entonces. Se creó la figura del chino como un
villano enemigo, a quien se condenó de portar la enfermedad por el
25