LETRINA
Número 8
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Te amo. –me dijo jadeando. – Y lo siento…
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¿Qué?
Septiembre 2016
Escuché un “click”, después el cañón de mi revólver siendo disparado,
que me hizo retroceder mientras cubría mis oídos sordos. Caí de espaldas
y mi cabeza rebotó duramente sobre el concreto, tirando mi sombrero.
Ella bajó su vestido, saltó del “nosequé” y me apuntó hacia la cara,
manteniendo un rostro cínicamente inexpresivo.
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¿Por qué… por qué carajos haces esto?
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No tenía otra manera, era mi única oportunidad de deshacerme
de ti. Todo este tiempo me trataste como una mierda y aún
encontrabas una manera de tener sexo conmigo, ¿Crees que ibas
a salirte con la tuya? ¿Crees que solo divorciándote de mí
seré feliz? ¿Acaso crees que es suficiente? Pues yo no lo
creo.
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Jessica, las cosas nu-nunca fueron así, yo so-solo te quise
a mi lado. Te necesité a mi la-lado. Yo…
No podía decir más, sudaba como loco mientras intentaba detener el flujo
de la sangre. Me dolía mucho, mi vientre se enfriaba más cada segundo.
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¡DILO, CON UN CARAJO!
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Yo… Te amo, Jessica.
Su rostro cambió, mostró un poco de posible arrepentimiento, una sola
chispa quizá. Levantó las cejas y sus ojos vidriosos demostraban el dolor
que empezaba a sentir mientras bajaba la pistola y suspiraba.
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Vale, lo siento.
Entonces todo pasó muy rápido, levantó el revólver y disparó una sola
vez hacia mi rostro, probablemente a mi frente, no lo sé, jamás podré
saberlo. Aventó el arma hacia mi brazo derecho, con lágrimas en los ojos.
Creo que le escuché decir algo antes de romper en llanto, algo sobre
odio. Por último la vi huir temblando hacia las calles amarillas y vacías
mientras que todo se desvanecía a negro.
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