LETRINA
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Número 8
Bien,
podemos
buscar
ayuda
Septiembre 2016
para
eso,
hay
psicólogos
y
psiquiatras y un montón de esos idiotas que cobran tu salario
de un día por sesión, pero que al final ayudan a personas
como nosotros.
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¿Qué acaso no lo entiendes?
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¿El qué?
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Ya no te quiero en mi vida, Nicolás, mataste con tu actitud
cualquier sentimiento que pudiera tener hacia ti.
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Lo lamento, cometí un error, tú cometiste un error. Podemos
solucionarlo juntos, olvidarlo, seguir adelante con nuestra
vida.
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No quiero nada contigo, ya estás ahí de cualquier manera. Te
veo cada mañana al despertar, te veo en el rostro de mi hijo.
–dijo con lágrimas en los ojos.
Tomé su mano y la abracé.
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Nuestro hijo. –le dije muy despacio.
Me acerqué a su boca lentamente, por un segundo sentí su aliento cálido
entrar por mi boca. Sentí sus labios por primera vez en muchísimo tiempo
y la atraje hacia mí. Pidió al taxi que parara cerca de un callejón, le
aventé un billete de 100 al taxista (aunque el taxímetro marcaba apenas
40 pesos) y bajamos corriendo hacia el callejón. Estaba totalmente vacía
la calle, la senté sobre un “nosequé” y levanté su vestido mientras la
besaba.
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Esto está mal. – me dijo jadeando.
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Es como volver a la escuela, primor. –le susurré al oído.
Me desabrochó el pantalón y la penetré. Sentí el sudor sobre su vestido
atravesando la tela, besaba su cuello y la escuchaba gemir fuertemente
sobre mi cabeza. Duramos bastante rato y me vine dentro de ella.
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Te amo. –le dije.