LETRINA LETRINA # 9 Septiembre - octubre 2013 | Page 16
Tocata para Sophia
Jonatan Ricardo Murillo Ortiz
Quien se pierde en su pasión,
pierde menos que el que pierde la pasión.
«Soren Kierkegaard»
I
Poco allegreto
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Solos tú y yo, nadie que perturbe este diálogo entre silencio y lectura,
nadie que se inmiscuya entre tus deseos de saber más y esta hambre
de conocimiento que me despertó el haber leído a Nietzsche: —Es
de mis favoritos—me platicaba mi compañera de guardia aquella
noche del veinte de marzo, no pude comenzar a leerlo porque
nos llegó un niño intoxicado. Al día siguiente, tomé el autobús de
regreso a casa, serían un poco más de seis horas de camino, en las
cuales podría comenzar a leer; el ambiente era propicio, no tendría
que tolerar al solitario viajero sentado a mi lado que, ansioso de
platicar con alguien, interrumpe tus lecturas con una plática llena
de aventuras donde el único protagonista, casi héroe por cierto, era
él mismo; ni al niño en el asiento de atrás pateando o recargándose
sobre mi respaldo, platicando o haciéndole preguntas de todo tipo
a su mamá; tampoco, al despistado dormilón que después de unos
cuantos minutos usa tu hombro como su almohada, y por más que
lo codees, jamás logras establecer esa delgada línea imaginaria que
divide un asiento del otro; qué decir del agradable clima, que cosa
rara, se descargaba en pequeñas gotas sobre el entorno, aplacando
los nervios de la madrugada anterior, sin llegar a ser esa pesada lluvia
que siempre me ponía los pelos de punta cuando pasábamos por
las curvas tan cerradas, o esa cálida humedad que recorre el pasillo
del autobús una y otra vez, burlándose de los rostros acalorados e
impacientes de todos los viajeros. Abro el libro, y me encuentro
con esta primera frase: "En vez de resignarnos, de entregarnos y