LETRINA LETRINA #3 Septiembre - octubre 2012 | Page 30

estragos en el ánimo. Era verdad, pero Hermano ya no estaba, se había ido y ya no era parte de nosotras, no era espectro ni era nada y no podía ayudarnos, así que entre Lilly y yo ideamos construir un espantapayasos, que nos libraría de aquellas amargas reuniones en torno a la mesa. Del hermoso montón de materiales apilados en el suelo fue surgiendo lentamente a base de remiendos y pegamento, nosotras solas con nuestras manos le dimos forma hasta terminarlo. Cuando por fin quedó listo era de mayor estatura que la mía y la de Lilly juntas, de una delgadez fornida y algo encorvado, vestía una camisa blanca ajustada, de manga larga y ligeramente bombacha, llevaba un chaleco y un pantalón negros que a pesar de estar algo raídos no habían perdido la intensidad de su color, de los puños de la camisa nacían unas manos largas, con dedos delgados y descoloridos con uñas largas, puntiagudas y negras, su rostro pálido y simétrico, cruzado espontáneamente por venillas verde desvaído casi imperceptibles, lucía unos ojos azules profundos y delineados de cuyos rabillos resbalaba sangre granate oscuro, una sonrisa que casi le dividía en dos la cabeza, siniestra y semicosida con hilo mostraba una mueca de agradecimiento y asombro, una sonrisa tan falsa como sincera que armonizaba perfecto con sus cabellos en desorden sobre su cabeza. Lo sentamos a la mesa con las miradas estupefactas de nuestros padres encima, aún recuerdo el horror en sus rostros al verlo entrar en el comedor arrastrando sus pies y con los brazos colgantes a sus costados, observando el espacio como un niño al que sacan de un cuarto donde ha vivido encerrado toda su vida, con un gesto mezcla de soberbia e ironía que daba un aire de inocencia pútrida, un gesto socarrón y malicioso que se entreveía desde una mirada de pureza perversa. Y nuestros padres llevando las cucharas una y otra vez a su boca, sin dejar de mirarlo, de la nada comenzaron a reír, una risa irónica llena de espanto, de horror, una risa nerviosa casi llanto. Nosotras también reímos… felices. Y Lilly antes de dormir me dice desde su cuarto con el espantapayasos afuera del mío, una puerta justo frente a la otra, que a veces ve a nuestros padres al final del pasillo, con esas horribles sonrisas en sus rostros caminando hacia adelante, pero alejándose como en una pesadilla. A veces yo también así los veo… 30 LETRINA SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2012