LETRINA LETRINA #12 Marzo - abril 2014 | Page 30

LUMINISCENTE JANDRA Este dedito se fue al mercado… quería comprar carnita, y preguntó aquí, aquí, aquí, y decían que no, que no le decían, y preguntó ¿aquí?, ¿aquí?. No, decían otra vez, y solamente aquí… pinchaba con el dedo índice sus costillas. El juego siempre era igual, la niña acababa riendo una y otra vez, risa que risa la sirenita, risa que risa la madrugada. ¿Está lista la niña? Está lista y preciosa. Ve mi amor, ve con abuela. La hija de Jandra gira con la punta de los pies, levantando los talones, y el vestidito rojo se extiende con el impulso, luego corre hacia dentro de la casa. Jandra tiene que enfrentarse al monótono día gris del sinsabor costurado en las cobijas nupciales que no pudieron ser; en ese desgastado anuncio de ser mujer y ser entera, reconocerse amplia para sus propios ideales. Su piel, sus brazos, sus dedos y ojos llenos aún con esa pelusa lustrosa que queda después del abandono, de la huída, después de las carreras y la sobrevivencia: tuvo que escapar. Este dedito se fue al mercado... Todo era idéntico al planear los fines H