LETRINA LETRINA #11 Enero - febrero 2014 | Page 9

Del eco silencioso de la fotografía de Anthony Goicolea; al eco vibrante de Xavier Vallurrutia Mi acercamiento a la fotografía del Anthony Goicolea fue a oscuras. Vivía en la ciudad de Carson, en California y una mañana de sábado habíamos quedado de ir a la Sandroni Rey Galery, en el 2762 South de La Cienega Boulevard. Según me dijeron, había una exposición de fotografía interesante. Nada sabía del fotógrafo, sino que era cubano y vivía en la Florida. Me imaginé entonces, que era de aquella generación del Mariel, y de todos los cubanos que habían llegado a Estados Unidos, en la movida maestra de Fidel Castro para desocupar las cárceles abarrotadas de presos políticos, asesinos en serie, maleantes, contrabandistas, sediciosos, homosexuales, enfermos mentales; pero también artistas, gente con ansias de libertad, trabajadores con ganas de disfrutar del sueño americano, investigadores, maestros, escritores que entregaron sus palabras al mundo en testimonios hechos poemas, cuentos y novelas. No estoy seguro de si Anthony Goicolea fue de tal generación. No he profundizado. Lo que sé es que su exposición “Related III” era una yuxtaposición de imágenes fotográficas en paisajes urbanos, naturales a primera vista. Radiografías insertadas en paredes, postes de luz, árboles secados al sol con ramas que parecían extenderse más allá del espacio-tiempo fotográfico. El dramatismo del blanco y negro de los escenarios seleccionados contrastaba con los combativos extremos de los negativos radiográficos agredidos por los clavos que los sostenían en su lugar. Ecos de fantasmas que aparecían en la blancura de la galería que estratégicamente iba resonando el eco de la imagen conforme avanzabas hasta no soportar los sonidos que tronaban ya los tímpanos. No son necesarios los decibeles para 9