BOE núm. 5
Sábado 5 enero 2008
cuando los niños escriben tren con muchas letras porque
es grande o cuando dan carácter cualitativo a las cantidades en función de la extensión que ocupan o de su
tamaño. Buena parte de estas ideas previas facilitan o
dificultan aprendizajes, por ello es tan importante que se
tengan en cuenta al abordar cualquier contenido.
El juego, instrumento privilegiado de intervención
educativa.
El juego es una conducta universal que niños y niñas
manifiestan de forma espontánea. Afecta al desarrollo
cognitivo, psicomotor, afectivo y social ya que permite
expresar sentimientos, comprender normas, desarrollar
la atención, la memoria o la imitación de conductas sociales. A través de los juegos, niñas y niños se aproximan al
conocimiento del medio que les rodea, al pensamiento y
a las emociones propias y de los demás. Por su carácter
motivador, creativo y placentero, la actividad lúdica tiene
una importancia clave en Educación infantil.
Desde muy pronto, se les debería estimular con juegos
motores, de imitación, de representación incipiente, juego
simbólico, dramático y juegos de tradición cultural.
Así por ejemplo, en niños de uno a dos años merece
especial mención el juego heurístico, es decir, el enseñar
a los niños y niñas a descubrir por sí mismos las cosas, ya
que permite la exploración y el descubrimiento autónomo. Esta actividad requiere disponer de tiempo y espacio, programarla y preparar los materiales. El niño de esta
edad se inicia en el juego social a través del corro, trenes,
etc. Poco a poco, pasará de un juego solitario a un juego
paralelo, y gradualmente irán jugando de manera más
participativa y social, lo que le permitirá descubrir nuevas
relaciones.
Hacia el final del primer ciclo y sobre todo en el
segundo ciclo, el juego simbólico cobra especial importancia. A través de él, el niño se acerca a la imitación y
representación de modelos externos, lo que le permitirá
comprender e interpretar gradualmente el mundo que le
rodea. Asimismo, no puede olvidarse el valor educativo
de los juegos populares y de cooperación.
En las programaciones de aula, el juego debe ser tratado como objetivo educativo, porque ha de enseñarse a
jugar; como contenido, ya que son muchos los aprendizajes vinculados a los juegos que los niños pueden construir; y como recurso metodológico porque a través del
juego se pueden realizar aprendizajes referidos a las
diversas áreas de conocimiento y experiencia.
Por tanto, en Educación infantil se debería dotar de
carácter lúdico a las distintas actividades que en ella se
realicen, evitando la falsa dicotomía entre juego y trabajo,
así como potenciar los juegos infantiles, reservando para
ellos tiempos, espacios y recursos. De esa forma se rentabilizará pedagógicamente su potencialidad.
En definitiva, el juego debería ser una actividad central en esta etapa educativa porque constituye un elemento privilegiado capaz de integrar diversas situaciones, vivencias, conocimientos o actividades. Por ello,
como se ha indicado, no debe entenderse en oposición al
trabajo escolar, sino como un instrumento privilegiado de
aprendizaje.
La actividad infantil: la observación y la experimentación.
La actividad infantil es un requisito indispensable para
el desarrollo y el aprendizaje. Los niños y niñas de estas
edades han de aprender haciendo, en un proceso que
requiere observación, manipulación, experimentación,
reflexión y esfuerzo mental.
Desde muy pronto, hay que planificar actividades
para que las acciones que el niño repite de forma espontánea, le lleven a descubrir efectos de esas acciones y a
anticipar alguna de ellas. Por ejemplo, para el descubrimiento de sí mismo, se debe facilitar que utilice todos sus
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sentidos y experimente sensaciones diversas. Del mismo
modo, el contacto personal facilitará el conocimiento de
los demás. Por su parte, la experimentación con objetos y
materiales va a permitir básicamente la indagación y el
conocimiento de los elementos de la realidad tanto desde
una perspectiva física como lógico-matemática, ambas
indisociables en esta edad.
Para conseguir que niños y niñas progresen en el
conocimiento del mundo, es necesario darles oportunidades para que realicen actividades de forma autónoma,
tomen la iniciativa, planifiquen y secuencien poco a poco
la propia acción, lo que exige, como se