Leemos el camino segundo A Los chicos leemos El camino versión 2 B con introd | Page 73

del valle se reconstruía ante su mirada interna, ante los ojos de su alma, y los silbidos distantes de los trenes, los soñolientos mugidos de las vacas, los gritos lúgubres de los sapos bajo las piedras, los aromas húmedos y difusos de la tierra avivaban 252 su nostalgia, ponían en sus recuerdos una notable palpitante realidad. Después de todo, esta noche era como tantas otras en el valle, sin ir más lejos como la primera vez que saltaron la tapia 253 de la finca del Indiano para robarle las manzanas. Las manzanas, al fin y al cabo, no significaban nada para el Indiano, que en Méjico tenía dos restaurantes de lujo, un establecimiento de aparatos de radio y tres barcos destinados al cabotaje 254 .Tampoco para ellos significaban mucho las manzanas del Indiano, la verdad, puesto que todos ellos recogían buenas manzanas en los huertos de sus casas, bien mirado, tan buenas manzanas como las que tenía Gerardo, el Indiano, en los árboles de su finca. ¿Que por qué las robaban? Eso constituía 255 una cuestión muy compleja. Quizá, simplificando, porque ninguno de ellos, entonces, rebasaba 256 los nueve años y la emoción de lo prohibido imprimía a sus actos rapaces 257 un encanto indefinible. Le robaban las manzanas al Indiano por la misma razón que en los montes, o en el prado de la Encina, después del baño, les gustaba hablar de "eso" y conjeturar 258 sobre "eso", que era, no menos, el origen de la vida y su misterio. Cuando Gerardo se fue del pueblo todavía no era el Indiano, era sólo el hijo más pequeño de la señora Micaela, la carnicera y, según decía ésta, el más tímido de todos sus hijos. La madre afirmaba que Gerardo "era el más tímido de todos", pero en el pueblo aseguraban que Gerardo antes de marchar era medio tonto y que en Méjico, si se iba allá, no serviría más que para bracero 259 o cargador de muelle. Pero Gerardo se fue y a los veinte años de su marcha regresó rico. No hubo ninguna carta por medio, y cuando el Indiano se presentó en el valle, los 252 Avivaban: Dar viveza, excitar, animar. Tapia: Muro de cerca. 254 Cabotaje: Tráfico marítimo a lo largo de la costa, especialmente para comerciar. 255 Constituía: Formar, componer, ser. 256 Rebasaba: Pasar o exceder de cierto límite. 257 Rapaces: Inclinado o dado al robo, hurto o rapiña. 258 Conjeturar: Formar juicio de algo por indicios u observaciones. 259 Bracero: Jornalero no cualificado que trabaja en el campo. 253 73