Leemos el camino segundo A Los chicos leemos El camino versión 2 B con introd | Page 72
CapítuloIX
Comprendía Daniel, el Mochuelo, que ya no le sería fácil dormirse. Su cabeza,
desbocada 244 hacia los recuerdos, en una febril 245 excitación, era un
hervidero 246 apasionado, sin un momento de reposo. Y lo malo era que al día
siguiente habría de madrugar para tomar el rápido que le condujese a la ciudad.
Pero no podía evitarlo. No era Daniel, el Mochuelo, quien llamaba a las cosas y al
valle, sino las cosas y el valle quienes se le imponían 247 , envolviéndole en sus
rumores vitales, en sus afanes 248 ímprobos 249 , en los nimios 250 y múltiples
detalles de cada día.
Por la ventana abierta, frente a su camastro quejumbroso 251 , divisaba la cresta
del Pico Rando, hincándose en la panza estrellada del cielo. El Pico Rando asumía
de noche una tonalidad mate y tenebrosa. Mandaba en el valle esta noche como
había mandado en él a lo largo de sus once años, como mandaba en Daniel, el
Mochuelo, y Germán, el Tiñoso, su amigo Roque, el Moñigo. La pequeña historia
244
Desbocada: Que crece o se desarrolla con gran rapidez sin encontrar obstáculos y de forma
descontrolada.
245
Febril: Ardoroso, desasosegado, inquieto.
246
Hervidero: Lugar o situación en los que hay mucho movimiento o actividad.
247
Imponían (del verbo imponer): Infundir respeto, miedo o asombro.
248
Afanes: Deseo intenso o aspiración de algo.
249
Ímprobos: Que es muy intenso y continuado.
250
Nimios: Que tiene muy poca o ninguna importancia.
251
Quejumbroso (en el contexto de camastro quejumbroso): que suena todo el rato.
72